La Vanguardia

Nicea, un concilio que cambió la Iglesia

- Juan Ramón La Parra Profesor de Teología del Ateneu Universita­ri Sant Pacià (AUSP)

El próximo 2025 se celebrará el 1.700.º aniversari­o del concilio de Nicea, el primer concilio ecuménico de la Iglesia, celebrado pocos años después de la despenaliz­ación del cristianis­mo, a iniciativa del mismo emperador Constantin­o. Las causas: la controv rs a arr ana y la f cha d la Pascua

El concilio de Nicea fue convocado en el 325 para afrontar dos problemas: a nivel doctrinal, la controvers­ia suscitada por la predicació­n del sacerdote Arrio en Alejandría y, a nivel práctico, la unificació­n de la fecha de la Pascua entre las comunidade­s cristianas.

El cristianis­mo, a lo largo de los siglos, se ha confrontad­o con preguntas clave sobre el Misterio de Dios, de Jesucristo, y de la salvación del hombre. La primera de estas plantea cómo se articula la afirmación de un solo Dios, siguiendo la fe de Israel, con la realidad divina de Jesucristo y del Espíritu Santo. Es lo que comúnmente se conoce como el Misterio de la Trinidad. A lo largo de la historia de la Iglesia, incluso antes de Nicea, han aparecido soluciones a esta cuestión que han tendido a disolver la paradoja, y que han sido rechazadas como herejías.

En su caso, Arrio buscaba distinguir al Padre y al Hijo, pero para ello presentaba al Hijo como subordinad­o al Padre, como una criatura divina, un dios intermedio,

Asistentes al congreso en el AUSP

creado de la nada en un determinad­o momento, antes de la creación, y que más tarde se habría encarnado en Jesucristo.

La predicació­n de Arrio no solo lo enfrentó a su obispo Alejandro, sino que removió las aguas de las diversas escuelas teológicas, fundamenta­lmente en el Oriente cristiano, hasta el punto que el emperador Constantin­o, con la ayuda de su consejero en materias eclesiásti­cas, el obispo Osio de Córdoba, decidió resolverla­s en un concilio, esto es, una reunión de obispos cuyas decisiones se dirigirían a toda la Iglesia. Por ello, es considerad­o el primer concilio “ecuménico” (universal). En este caso, gozaría de la supervisió­n y protección del mismo emperador, como muestra de la política eclesial constantin­iana.

En la primavera del 325 se reunieron en Nicea, en la actual Turquía, en torno a 300 obispos, la inmensa mayoría de Oriente, y se elaboró un credo, una fórmula de fe que buscaba ser incompatib­le con la doctrina atribuida a Arrio y sus seguidores, ya que se vio que la afirmación de la Biblia no era suficiente para rebatir los argumentos de éstos. El credo de Nicea afirma que el Hijo no ha sido creado, sino engendrado del Padre y que es “de la misma substancia” que el Padre, “consubstan­cial” a él.

Además, el concilio estableció la celebració­n de la Pascua el domingo después de la primera luna llena de primavera. También fueron aprobadas una serie de reglas, o cánones, que contribuir­ían a formar una base para la organizaci­ón de la Iglesia.

En Nicea se afirmó claramente la unidad entre el Hijo y el Padre, pero no se abordó la distinción entre ellos. Este flanco supuso el inicio de una larga y dramática controvers­ia, en la que intervinie­ron muchos otros factores, que no se aplacó hasta la celebració­n del concilio de Constantin­opla del 381, considerad­o hoy como el segundo concilio ecuménico, y que, entre otras cosas, reformuló el credo de Nicea, para llegar a la versión que básicament­e hoy se recita en la misa.

Puede parecernos que el concilio de Nicea afrontó un tema alejado de la vida cotidiana de los creyentes, pero realmente puso en jaque al mundo cristiano durante decenios. Si Jesucristo, el Salvador, no es plenamente Dios, ¿qué clase de salvación nos ofrece? Para que el Salvador pudiera regalar la plena comunión con Dios a los seres humanos, debía ser verdadero Dios (y verdadero hombre), como defendió san Atanasio, sucesor de Alejandro como obispo de Alejandría, y acérrimo defensor de la fe de Nicea. Un dios “a medias” no transforma totalmente la vida.

Con motivo de este centenario, el mundo académico cristiano está realizando numerosas iniciativa­s, incluyendo publicacio­nes y congresos, implicando diferentes disciplina­s y confesione­s cristianas.

En Barcelona, el Ateneu Universita­ri

Estableció la Pascua el domingo después de la primera luna llena de primavera

Sant Pacià (AUSP), la institució­n académica de la Iglesia en Catalunya, acaba de organizar la primera parte del congreso “Concilio de Nicea (325): Historia y recepción”. Los pasados 18 y 19 de abril se buscó afrontar la historia del concilio, de la controvers­ia doctrinal y de las cuestiones prácticas, logrando ofrecer un retrato actualizad­o y la posibilida­d de reflexiona­r poniendo en juego no solo a los especialis­tas, sino también al gran público.

Ahora correspond­e preparar la segunda y última parte, que tendrá lugar el próximo febrero del 2025, y buscará afrontar también cuestiones más actuales, vinculadas a la recepción del concilio. ●

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Ateneu Universita­ri Sant Pacià

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