“Vistos los pobres resultados, no se puede dejar sin revisar la norma del 30%”
municipal es, hoy por hoy, la única opción que se contempla en el horizonte. Ninguna posibilidad de que se sumen los comunes de la exalcaldesa Colau, que desde prácticamente el minuto después de la investidura de Collboni –que ellos y el PP propiciaron– han mantenido una relación nada fluida, por momentos hostil, con el PSC.
La ciudad se ha acostumbrado a ser gobernada en minoría, y no parece que esa tendencia vaya a romperse en algún momento de este mandato, por lo menos a corto y medio plazo. A Collboni no se le ve inquieto por ello. De hecho, desde que accedió a la alcaldía se ha movido con cierta comodidad, aplicando la fórmula de manual del gobernante en minoría: potenciar aquellos aspectos de la gestión municipal que no requieren del apoyo de otros grupos –el ejemplo más notorio es el plan Endreça, con el refuerzo de los servicios de limpieza y mantenimiento del espacio público– y aplazar para mejor ocasión cuestiones más espinosas y en las que el acuerdo resulta más laborioso. Es el caso de la revisión de la norma que obliga a los promotores y constructores a destinar un 30% de las nuevas obras o grandes rehabilitaciones de vivienda a pisos sociales. Los socialistas incluyeron esta revisión en el Programa de Acción Municipal (PAM) 2023-2027 que hace unos días tumbó la oposición. No están dispuestos a una renuncia en este campo.
“No podemos permitirnos tener este asunto bloqueado porque los resultados de la normativa vigente han sido muy pobres”, afirma Collboni desde el firme propósito de poner esta cuestión encima de la mesa cuando la finalización del ciclo electoral permita a unos y otros centrarse en los temas de índole local y metropolitana. La revisión del 30% sí requerirá, recuerda el alcalde de Barcelona, del apoyo de otros grupos, y en este punto a nadie se le escapa que resulta mucho más viable una alianza con el grupo municipal de Junts –la futura marcha de Xavier Trias no ha de ser obstáculo– que con Bcomú, que de ninguna manera renunciará a la que fue una de sus medidas más marcadas por el sello personal de Ada Colau en el primero de sus dos mandatos al frente del Ayuntamiento.
Con la aprobación de los presupuestos municipales el próximo jueves, muchos de los proyectos que el gobierno socialista tenía encerrados en el cajón de salida podrán iniciar el galope. “Ahora estamos en un período de cierto silencio, obligado por la convocatoria de elecciones, pero todos esos proyectos se activarán porque ya tendremos las correspondientes partidas presupuestarias”, afirma el alcalde. Jaume Collboni pone el énfasis en el capítulo de las inversiones. El mantenimiento de la prórroga presupuestaria hubiera condenado a disponer de aproximadamente la mitad de los recursos que liberará la aprobación de los nuevos presupuestos. “La no aprobación – comenta el primer edil barcelonés– hubiera tenido consecuencias. Es de una gran irresponsabilidad disponer del dinero y no poder ejecutar las inversiones”. Proyectos como la reforma en marcha de la Rambla, la cobertura de la ronda de Dalt o uno que le hace especial ilusión al alcalde, la prolongación del paseo marítimo en la Mar Bella, se beneficiarán de los nuevos presupuestos. ●