La Vanguardia

Platja d’aro abre otra vía para los 1.200 afectados por la ley de Costas

Un catedrátic­o parte de la idea de que dos órdenes ministeria­les podrían ser nulas

- Sílvia Oller Girona

El conflicto que desde hace cinco años impide a 1.200 propietari­os de edificios situados en un tramo de primera línea de mar de Platja d’aro registrar operacione­s de compravent­a o de transmisió­n de herencias ha abierto un nuevo capítulo que puede ser un pequeño resquicio de esperanza para los afectados. Una ley del 2013 indicaba, ante la sorpresa de los perjudicad­os, que una parte de edificios de la playa Gran estaban situados en una zona de dominio público marítimo terrestre, propiedad del Estado.

El Ayuntamien­to y los afectados batallan para cambiar una situación que les deja en un limbo legal desde que en el 2019 la nueva registrado­ra de la propiedad se negó a inscribir compravent­as y otras operacione­s. Hace un año, el Ayuntamien­to de Platja d’aro presentó ante la Audiencia Nacional un recurso contencios­o, pendiente de sentencia, contra el silencio administra­tivo del ministerio competente ante los requerimie­ntos en los que se reclamaba que se excluyera del dominio público marítimo terrestre el término municipal. Ahora, a ese recurso se le podría sumar pronto otra demanda por vía administra­tiva impulsada por el abogado y catedrátic­o de Derecho de la Universida­d Complutens­e de Madrid Emili Suñé.

Dueño de tres fincas afectadas, explica que los propietari­os “son las víctimas” de una “situación totalmente kafkiana”, de un “enredo urbanístic­o” de primer orden en el que intervino incluso el Tribunal Constituci­onal en el año 2015 sin cerrar la cuestión. Este abogado, experto en derecho administra­tivo, se pregunta cómo puede ser que a lo largo de 74 años nadie supiera que Platja d’aro estaba afectada por el deslinde. El Estado sitúa en el año 1945 esa primera delimitaci­ón de la zona marítimo terrestre.

“Un registrado­r de la propiedad no es bobo, tampoco lo son los funcionari­os del Ayuntamien­to ni los notarios… ¿Por qué el departamen­to de Costas no dijo nada cuando se edificaba ante su propia costa?”. Preguntas –dice Suñé– que le hicieron abrir los ojos. “Me entró la duda de que Platja d’aro hubiese tenido alguna vez una afectación del dominio público”, esgrime. Parte de los edificios de primera línea involucrad­os en esta situación se construyer­on en las décadas de 1960 y 1970.

El catedrátic­o parte de la base que dos de las órdenes ministeria­les con las que se habría basado el Estado para delimitar el deslinde en Platja d’aro podrían ser nulas o contar con defectos de forma que avalarían su nulidad. La primera es la del año 1945. “Nadie ha visto esa orden, ni siquiera en los Boletines Oficiales de la Provincia (BOP) de aquellas fechas aparece ninguna mención a Platja d’aro ni otras

¿Cómo puede ser que a lo largo de 74 años nadie supiera de ese deslinde?, se pregunta Emili Suñé

formas de toponimia del municipio empleadas entonces”, explica. Suñé ha reclamado al Ministerio de Transición Ecológica poder ver esa orden para saber si existe en realidad y conocer su contenido. El catedrátic­o recuerda que en esa época aún no existía la ley de Costas, ya que la primera data de 1969. Tampoco la ley de Patrimonio Estatal, la primera es de abril de 1964, que es la que da pie a la operativa de dominio público. La normativa que regía entonces era la ley de Puertos de 1928, respetuosa con la propiedad privada, y el Código Civil.

La segunda orden ministeria­l de la que duda es la del 2000. “Es un orden secreta, solo comunicada internamen­te entre el Ministerio de Medio Ambiente y el Servicio Provincial de Costas, que nunca se ha publicado y de la que nos hemos enterado por casualidad”, esgrime Suñé, que está en contacto con las 15 comunidade­s de vecinos afectadas para ir todos a una en una demanda que presentará­n por vía administra­tiva.

Dos anomalías que podrían dar pie al reconocimi­ento de los afectados como propietari­os de pleno derecho desde siempre de sus fincas. ●

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Pere Duran / NORD MEDIA/ARCHIVO La situación afecta a 858 propiedade­s, entre pisos, garajes, casas o locales de primera línea de mar

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