La Vanguardia

“En la adolescenc­ia te controlan los padres y en la vejez, los hijos”

Antònia Carré-pons Escriptora, publica ‘El càsting’

- E N T R E V I S TA Francesc Bombí-vilaseca Barcelona

Relación ambigua Me he inventado a estas dos mujeres que viven juntas, pero no se explicita nada”

Antònia Carré-pons (Terrassa, 1960) insiste en el relato de la vejez, pero ahora con una comicidad desbocada, con la novela El càsting (Club Editor).

¿A vueltas con los mayores? La idea me la dio el escritor Marc Cerdó. Club Editor es como una familia, y los escritores que publicamos nos relacionam­os y nos vamos haciendo amigos. Un día, comiendo con Marc, me dijo que como había escrito Com s’esbrava la mala llet, podría hacer una historia que confrontar­a el mundo de los jóvenes con el de los viejos. Y pensé que era una buena idea.

Sin embargo El càsting no es una continuaci­ón.

No, no tiene nada que ver, aquel eran cuentos y este es una novela, y el único punto de unión es que los protagonis­tas son viejos. Quizá es porque cada vez me acerco más a la senectud, ¿verdad? Es un tema que no me resulta extraño, pero no lo había previsto, no pensé que me dedicaría a la literatura gerontológ­ica.

Y después de la idea, ¿convocó un casting de personajes? Confrontar dos mundos tan distintos como los jóvenes y los viejos era un reto, y primero busqué a los protagonis­tas. Enseguida vi claro que estarían Ernestina y Paula. Y fue después que, para que dos personas mayores tuvieran contacto con gente joven que no conocen, se me ocurrió que alquilaran una habitación e hice un casting.

Las protagonis­tas son irreverent­es, todo el día chinchando. La vejez tiene eso, ya lo vi en los cuentos, y con toda la experienci­a de los geriátrico­s y los hospitales donde acompañé a mi padre. Los viejos dicen lo primero que les pasa por la cabeza, no tienen filtro, en este sentido son como los chiquillos. En la adolescenc­ia te controlan los padres y no te dejan hacer según qué. Y en la vejez te controlan los hijos y no te dejan hacer según qué.

¿La relación entre ellas es expresamen­te ambigua?

Cada uno que piense lo que quiera. Me he inventado a estas dos mujeres que viven juntas, no queda claro nada, no se explicita nada, pero se puede interpreta­r lo que quieras. Hay una escena de celos, pero a veces, con las personas que hace muchos años que tienen relación, puede haber celos de amistad.

De las dos amigas, diría que Ernestina es más divertida, espía a la vecina, no quiere salir de casa porque es neurótica, se disfraza... Tengo algunas amigas actrices y una de ellas es Marissa Josa. No vivimos juntas, pero hace muchos años que nos conocemos, y me inspiré, aunque no es ella, que sí que sale de casa. Pero hay algunas frases que las dice ella, y sale alguna anécdota de teatro que me ha contado. A la hora de construir un personaje, y supongo que todas las personas que escribimos hacemos igual, necesitamo­s imaginarno­s a alguien conocido, y cuando escribía Ernestina yo pensaba mucho en Marissa, que es muy divertida, hemos reído mucho, y ha sido fácil.

¿Por qué espía a las vecinas?

No sé cómo me salió. No he escrito el libro con un guion, pero tenía claro que primero tenía que presentar a los personajes y después vendrían los candidatos a casa. Vas escribiend­o escenas y entonces pensé en La ventana indiscreta de James Stewart, porque una persona que no sale de casa, ¿qué puede hacer para distraerse?

¿Qué imagen de la gente joven cree que extraerá el lector?

Yo quería hacer retratos de gente joven muy distinta. Hay una joven muy responsabl­e, que estudia medicina y se toma el trabajo muy seriamente... Me gusta porque aquel fragmento es un poco gore y va jugando con los viejos. Se trata de eso. Otra dice que nació cansada y pasa de todo. ¡Miras por el mundo y ves que hay jóvenes así, que los han criado entre algodones toda su vida y parece que sean adolescent­es perpetuos, y después hay otros que dices, “¡ostras, el mundo sí que saldrá adelante!”, jóvenes responsabl­es y que hacen muchas cosas de forma muy creativa. Quería retratar diferentes personalid­ades de jóvenes.

¿Es una novela para reír? Exacto, y confieso que me he divertido mucho haciéndola. La gente que la lea no sé si se divertirá, pero yo sí, y eso ya vale todo el dinero del mundo. ●

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Martí Gelabert / Shooting Como uno de sus personajes, Antònia Carré-pons juega a tenis

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