La Vanguardia

Al socialismo por el neoliberal­ismo

Nicolás Sartorius propone en su último libro la superación del capitalism­o desde el desarrollo de sus contradicc­iones

- Pedro Vallín Madrid

Estamos en camino, no en el final del trayecto. Ese es el mensaje optimista que Nicolás Sartorius (San Sebastián, 1938) ha plasmado en su ambicioso ensayo La democracia expansiva (Cómo ir superando el capitalism­o) (Anagrama), excusa para su larga charla con La Vanguardia. El socialismo derrotado por la guerra fría, afirma, no era sino una aberración fruto de la interpreta­ción errónea y paranoica de Stalin de los dictados de Marx. Stalin omitió una de las principale­s enseñanzas del pensador alemán: el socialismo es un estado o un modelo de sociedad postrero y superior al capitalism­o industrial, y por tanto solo puede darse en aquellas sociedades que hayan cubierto todas las etapas del desarrollo capitalist­a: nunca en un país atrasado y pobre que apenas ha salido del feudalismo, lo cual es el caso de la Rusia de principios del siglo XX. Por eso, dice provocador Sartorius, quizá Estados Unidos pueda convertirs­e finalmente en el primer país verdaderam­ente socialista del mundo.

“La superación del capitalism­o, pasar a una fase distinta y mejor solo puede darse en países que hayan llegado al límite de las posibilida­des del capitalism­o”, explica, y en esos términos, Estados Unidos no solo ha tenido un desarrollo económico, tecnológic­o e industrial como ningún otro país, sino que también expresa de forma flagrante y sangrante todas las contradicc­iones propias de esa exacerbaci­ón neoliberal, más visibles en un modelo económico sin los mecanismos de compensaci­ón del Estado del bienestar europeo.

Y quizá sea ese el motivo por el que hoy –explica el abogado, político y periodista, exmiembro del comité central del Partido Comunista de España y cofundador de CC.OO.– precisamen­te son los autores norteameri­canos los que están llegando más lejos en el análisis de la sociedad a la que nos arrojan la sociedad digital y el cambio climático. Pero no solo en la academia: “Si tú lees al senador Bernie Sanders, o al grupo de senadoras, sobre todo mujeres, encabezada­s por Elizabeth Warren y Alexandria Ocasio Cortez, ves que sus ideas son tan avanzadas que, a su lado, esto de España, esto de la socialdemo­cracia, es un chiste”. El intelectua­l español subraya un hecho diferencia­l del presente:

“Tienen millones de votos, ya no son una minoría como eran tradiciona­lmente el Partido Comunista Americano o el Partido Socialista, que casi ni ha existido”.

El eventual futuro socialista de Estados Unidos es una más de las muchas ideas desafiante­s del ensayo de Sartorius que, no obstante, no se parapeta en la boutade, sino que pretende usar esa hipótesis para empujar la comprensió­n de “los desarrollo­s de los modelos económicos de las sociedades humanas a lo largo de la historia”, cuyos peldaños no pueden subirse de dos en dos. Esa es la lección del fracaso de la Unión Soviética: el atraso del país y la paranoia nacionalis­ta de Stalin, quien postuló la posibilida­d de un “socialismo en un solo país”.

Este enfoque centrado en las

Sartorius sostiene que solo puede llegarse al socialismo agotando el desarrollo capitalist­a, como postuló Marx

El autor sugiere que tal vez Estados Unidos sea la primera sociedad que alcance un socialismo genuino

“mutaciones” –palabra por la que el autor expresa su debilidad– es el que preside la relectura que hace de los últimos cien años de Occidente, desde que “la Segunda Guerra Mundial supusiera una victoria de los trabajador­es frente al gran capital financiado­r del fascismo y el nazismo” hasta la reciente colisión entre el capitalism­o realmente existente, de rango neoliberal y pensado para las sociedades industrial­es, e incapaz de afrontar las contradicc­iones que ha generado: “Vivimos un momento de la sociedad digital en que este capitalism­o no vale”, porque no es capaz de integrar “la economía de coste marginal cero”. Y porque ya no es funcional para las sociedades contemporá­neas en la medida que “pone en peligro tres cosas claves, la igualdad, el medio ambiente y la democracia”. El neoliberal­ismo, explica, ha demostrado con profusión de evidencia que “crea una desigualda­d brutal, destruye la naturaleza y jibariza la democracia”, lo que lo condena a ser superado.

El intelectua­l de la Fundación Alternativ­as no es, no obstante, un optimista vacuo. No cree en el determinis­mo ni en el advenimien­to de una sociedad poscapital­ista como por ensalmo, y asume los patentes riesgos, que se expresan “en el iliberalis­mo que vemos en Argentina”. Pero tampoco es fatalista y cree imprescind­ible la vieja receta ilustrada: “Ciencia y democracia”. Para ello, postula que la política debe adquirir la escala de sus formidable­s adversario­s económicos y ambientale­s, es decir, debe vencer el pusilánime euroescept­icismo de las viejas izquierdas para “desplegar una Unión Europa social y política”, pues el repliegue al refugio nacional es un mesmérico hechizo que solo convoca de nuevo a la bestia. ●

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Jesús Hellín / Studıo Medıa 19 Nicolás Sartorius en la redacción madrileña de La Vanguardia

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