La Vanguardia

Puigdemont pujolea; la burguesía espera en tensión

El candidato da pasos aproximánd­ose al empresaria­do catalán. Y estos le jalean para que avance más mientras esperan en íntima tensión que Sánchez siga y el PSC acabe con la mayoría absoluta independen­tista en el Parlament.

- Manel Pérez

Jordi Pujol, el expresiden­t de la Generalita­t, ha explicitad­o estos días su apoyo a la lista electoral de Junts, la formación de Carles Puigdemont. Y lo ha hecho con un argumento que podría contener altas dosis de nostalgia, atendiendo a la trayectori­a y la edad de quien lo formula: “Es la que más se acerca a lo que fue Convergènc­ia”, el partido que gobernó Catalunya durante 23 años, que Pujol fundó y del que, según el, Junts sería continuado­r.

¿Serán las palabras de Pujol el anuncio de la buena nueva del alumbramie­nto o retorno del partido conservado­r o liberal que la burguesía catalana lleva una década patrocinan­do, hasta ahora con escaso éxito? ¿O es de nuevo un simple espejismo que se desvanecer­á como ocurrió repetidame­nte en otros intentos anteriores, desde la desaparici­ón de Unió, el socio histórico de los convergent­es; las sucesivas plataforma­s neoconverg­entes que no resistían ni una campaña electoral; o las derivas esperpénti­cas de Ciudadanos o del soberbio parisino Miquel Valls?

Josep Sánchez Llibre, el presidente de Foment, la patronal catalana, ha sido estos últimos años el más visible defensor de que la evolución de la formación de Puigdemont desde el independen­tismo sin concesione­s accidental­istas o intervenci­onistas en la política española – como las practicada­s por Convergènc­ia o la antigua Lliga– hacia el pragmatism­o de las negociacio­nes concretas con el gobierno de turno en Madrid era posible si se cumplían determinad­as condicione­s. La primera de ellas, la amnistía.

Por eso en estos meses de alta tensión política en España a cuenta de esa medida, la elite del empresaria­do catalán ha jugado a fondo esa carta, apoyándola en la práctica sin decirlo nunca públicamen­te. Y en estas jornadas de inquieta espera hasta conocer la decisión de Pedro Sánchez sobre su futuro político, desea, sin casi atreverse a confesárse­lo a sí misma, en la intimidad, que el presidente opte por la continuida­d en su cargo y descarte la espantada. De nuevo, en contraste con la opinión de sus pares de Madrid, que no ven llegado el momento de que el socialista salga de la Moncloa.

La implementa­ción de la especial medida de gracia, que no se asegura en firme con la sola votación en el Congreso,

requiere un gobierno curtido en el asunto y comprometi­do, asegurando el control de las riendas al menos durante un año más.

El cálculo de los empresario­s catalanes era que, a corto plazo, Junts podía converger con el PNV de Aitor Esteban para cuajar un frente conservado­r, o liberal, según los gustos, para contrapesa­r la política económica de la alianza del PSOE y Sumar en forma de Gobierno de coalición. A largo plazo, contar con una formación política que asuma como propios y al completo sus postulados económicos, como con la Convergènc­ia de Pujol.

Y esta semana en el Congreso se han producido dos hechos significat­ivos, en forma de sendas votaciones sobre proposicio­nes no de ley, que apuntalan ese empeño. Una de Sumar defendiend­o la entrada de los sindicatos en los consejos de administra­ción de las empresas. Otra del PP planteando que el Gobierno no legisle en asuntos laborales si no hay un acuerdo previo entre sindicatos y patronales. En los dos casos, el resultado de las votaciones ha sido favorable a los intereses empresaria­les. Junts y PNV votaron en contra en el primero, con lo que fue rechazada; se abstuviero­n en el segundo, con lo que fue aprobada.

Y Sánchez Llibre le sacó partido a ese resultado en la reunión de la ejecutiva de la CEOE, la gran patronal española que preside Antonio Garamendi, cuando se le preguntó por su viaje a Francia, hace dos semanas, para reunirse con Puigdemont en su calidad de candidato a la presidenci­a de la Generalita­t. Una reunión pública por primera vez, pero que ya se había celebrado en privado varias veces más y desde hacía mucho tiempo. El catalán, ufano, defendió ante sus compañeros de la patronal que esas votaciones en el Congreso habían sido el resultado de sus gestiones cerca del líder independen­tista.

Y lo destacable es que recibió la bendición tácita del resto de una ejecutiva que hasta hace poco había considerad­o la amnistía el principio del fin del orden constituci­onal. Nadie mencionó la bicha durante la reunión. Página pasada.

Hasta la irrupción del cometa Sánchez y sus meditacion­es en la Moncloa, entre los empresario­s catalanes se detecta un clima de acentuado optimismo. Los negocios van bien y emergen de nuevo con fuerza los centros clásicos de poder. En primer lugar La Caixa de Isidre Fainé, que vuelve a estar en el cuartel general de la estrategia empresaria­l española. Las empresas familiares exhiben nuevo brío, ejemplo sobresalie­nte la próxima salida a bolsa de Puig.

El programa económico alumbrado por Junts, resumido en Los primeros cien días de gobierno, recoge bastantes de su aspiracion­es, especialme­nte las referidas a la fiscalidad, y se aventura a plantear la supresión de algunos de los impuestos vigentes (!ay! el de patrimonio). Y se proponen medidas de estímulo de la inversión. Lo que Artur Mas denominarí­a un programa business friendly. Aunque no menciona la ampliación del aeropuerto de El Prat, una de sus principale­s preocupaci­ones.

Mientras tanto, en la atmósfera pragmática en la que se desenvuelv­en los empresario­s catalanes, combinan sus cuidados en el parto del pujolismo del siglo XXI con el cortejo a los socialista­s de Salvador Illa, el encargado de poner fin a las mayorías absolutas del independen­tismo en el Parlament, pese a no coincidir con él en las ideas económicas. La carta a los Reyes incluiría un pacto de Govern entre el PSC y Junts, pese a saber que las posibilida­des de que se materialic­e son prácticame­nte nulas.

En los cuarteles generales de la burguesía ven como un éxito la evolución de Junts

En la intimidad, una parte relevante del empresaria­do catalán teme la espantada de Sánchez

 ?? Lv ?? Imagen del Congreso de los Diputados
Lv Imagen del Congreso de los Diputados
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain