La Vanguardia

El Reino Unido pone la marcha atrás en la difícil cuestión de la identidad de género

La sanidad pública revisa su constituci­ón para afirmar que el sexo “es biológico”

- Rafael Ramos

Después de años de progresiva aceptación de la ideología de género, hasta llegar a un punto en que numerosas mujeres se sienten incómodas y discrimina­das, el Reino Unido ha empezado no solo a poner el freno, sino incluso a dar marcha atrás. El último ejemplo es que la sanidad pública británica va a reformar su constituci­ón para afirmar que “el sexo es una cuestión biológica”.

Entre los cambios que se están consideran­do figura prohibir que las mujeres trans y las personas no binarias sean pacientes en salas de hospital solo femeninas, y el reconocimi­ento del derecho de las mujeres a solicitar médicos de su mismo sexo para cuestiones ginecológi­cas.

#Sexmatters, inspirado en el #Blacklives­matter y en el nombre de una oenegé de derechos humanos dedicada a aclarar la ley en cuestiones de sexo, política y lenguaje, es el nuevo eslogan en lo relativo a la identidad de género, según ha proclamado la ministra de Sanidad del Gobierno conservado­r, Victoria Atkins.

Tras alcanzar su cenit, tanto Inglaterra como Escocia han emprendido un retroceso en lo relativo a la facilidad para que los niños y adolescent­es cambien de sexo, en la utilizació­n de pronombres y adjetivos diferentes (o no existentes) para referirse o dirigirse a las personas no binarias y en los objetivos medioambie­ntales de reducción de la huella de carbono. Lo primero, por la oposición de un amplio sector de la ciudadanía que piensa que se ha perdido el sentido común y distorsion­ado el lenguaje, y el absurdo de que muchos políticos no se atrevan a responder a la pregunta de qué es una mujer y si puede tener un pene. Lo segundo, por el coste.

Una ley trans bastante parecida a la española ha sido un motivo importante en la caída del primer ministro escocés Humza Yousaf y en el descenso de la popularida­d del SNP (Partido Nacional de Escocia, independen­tista), al no haber entendido la enorme oposición que la facilidad para que los niños y adolescent­es cambien de sexo generaba en la opinión pública, y no solo entre los votantes conservado­res. La escritora J.K. Rowling, autora de la serie de Harry Potter, lleva años siendo víctima de una campaña de acoso en las redes por parte del colectivo más radical en la defensa de la ideología de género y denuncia la radicaliza­ción de los círculos intelectua­les y académicos.

El llamado informe Cass ha significad­o un punto de inflexión al sugerir que a los niños y los adolescent­es británicos se les estaban prescribie­ndo bloqueador­es de pubertad con demasiada facilidad, y recomendar que solo se haga en el transcurso de ensayos clínicos convenient­emente supervisad­os. Su autora critica que los procesos de cambio de sexo comiencen sin un análisis de posibles problemas neurológic­os subyacente­s como el autismo o de depresione­s. ●

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E monn M. Mccorm ck / R ut rs La ministra de Sanidad, Victoria Atkins, en una recepción ofrecida por la reina Camila este miércoles

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