El Palau como salvavidas
El Olympiacos destruye en el cuarto partido a un Barça que firmó una pésima actuación en defensa y en ataque, y que lo fía todo al quinto asalto en casa
Siempre el Palau. Escenario de tantas batallas y de innumerables momentos históricos para el Barça, el vetusto pabellón acogerá el próximo miércoles el quinto y definitivo partido de cuartos de la Euroliga entre los blaugrana y el Olympiacos. El recinto barcelonista deberá obrar toda su magia para cambiar completamente la cara al equipo de Roger Grimau, destruido en el cuarto partido (9258) en Atenas, el que podía sellar ya el pase a la final four, por un conjunto griego más concentrado y entonado, al nivel que requería la cita.
Los barcelonistas estuvieron a años luz de la versión competitiva del tercer partido en el pabellón de la Paz y la Amistad, saldado con triunfo barcelonista en la prórroga y con protesta arbitral de los helenos. La afición de El Pireo seguía caliente por esa falta sobre Jabari Parker en el último segundo del tiempo extra y dedicó una sonora pitada al himno del torneo antes del salto inicial. La bronca se convirtió en fiesta en las gradas en apenas unos minutos.
El Barça firmó una buena puesta en escena, liberado tras recuperar el factor cancha. El balón circulaba con soltura. Anotaban Parker, Laprovittola y Vesely tras hallar buenas situaciones de tiro. Todo fluía. En cambio, los de Bartzokas empezaron atenazados, mirando con vértigo el precipicio de la eliminación. La respuesta local fue Fall y sus 2,18 metros, que se apoderaron de la zona con 10 puntos sin fallo, incapaces los barcelonistas de leer el bloqueo y continuación. El pívot mantuvo a un Olympiacos que llegó a verse siete puntos abajo (12-19) en el primer cuarto, momento en el que el Barça empezó a desfigurarse.
Los blaugrana se desconectaron del partido al inicio del segundo parcial. Un fundido a negro que comenzó con la defensa, sin tensión y desconcentrada, y siguió en ataque, sin liderazgo ni claridad para desarbolar la siempre dura defensa griega. Jokubaitis, Willy Hernangómez y Ricky Rubio, muy desacertados, con varias pérdidas, fueron engullidos por el resurgir del Olympiacos, que sumó soldados a la causa con el paso de los minutos. Canaan se estrenó con un triple, Petrusev y Milutinov anotaban por dentro con facilidad y Mckissic acabó por elevar a los atenienses redondeando un parcial de 17-0. Ni siquiera sirvió de excusa una polémica antideportiva a Abrines o un campo atrás no pitado a WilliamsGoss. El Barça siguió en la lona antes del descanso (53-37) y sin ninguna intención de levantarse.
Lejos de reaccionar tras la reanudación, la función de los barcelonistas pasó de mala a esperpéntica. Ya no había sistema ni atisbo de actitud. Algunos fallos en el tiro, debajo de la canasta, rozaron incluso lo cómico. Con WilliamsGoss y Canaan a los mandos, el Olympiacos abrió la brecha hasta más allá de los 20 puntos al inicio del tercer cuarto (61-37). Bloqueo total del Barça. Por si quedaba alguna duda de la debacle, el exblaugrana Papanikolaou se encargó de enterrar cualquier esperanza visitante con tres triples consecutivos antes del parcial definitivo (72-48).
Para entonces, los de Grimau ya habían dimitido, con Brizuela, habitualmente con pocos minutos, a los mandos del ataque. La mamba vasca, además, estuvo errática en el tiro (1/10). Imposible el triunfo barcelonista en el último cuarto, solo se podía salvar el honor. Tampoco. Milutinov, Petrusev y Mckissic, máximo anotador con 21 puntos, seguían ahondando en la herida sin piedad. La sangría aumentó hasta el bocinazo final de un partido para olvidar del Barça, que tiene una semana para recuperarse de un mazazo doloroso. Por suerte para los blaugrana, siempre les quedará el Palau. ●
Los blaugrana empezaron bien, pero a partir del segundo cuarto se derrumbaron sin atisbo de reacción