La Vanguardia

La fragmentac­ión del voto volverá a complicar la formación de alianzas

Las menores diferencia­s en favor del ganador coinciden con las triunfos del PSC

- Ramon Suñé Barcelona

Las elecciones catalanas de este domingo volverán a decidirse por un puòado de votos. Aunque la mayoría de encuestas publicadas hasta el pasado lunes apuntaban una clara ventaja del PSC sobre la candidatur­a encabezada por Carles Puigdemont –una diferencia bastante más amplia que la obtenida en el 2021 sobre ERC y Junts en aquel triple empate técnico–, la fuerte fragmentac­ión del electorado que caracteriz­a desde hace ya más de una década la política catalana hace que cualquier pronóstico sobre la composició­n del futuro Govern de la Generalita­t carezca de unos fundamento­s suficiente­mente sólidos. Ya no se trata únicamente de la cerrada disputa entre los principale­s partidos, sino también entre las candidatur­as que, a pesar de no tener opciones de victoria, están llamadas a jugar un papel decisivo a partir del próximo lunes.

En las últimas elecciones tan solo 84.227 votos separaron a los socialista­s, ganadores por tercera vez de unas catalanas, del tercer clasificad­o, Junts, en una lucha muy cerrada entre estas dos formacione­s y Esquerra Republican­a que se resolvió con un empate a 33 escaòos entre PSC y ERC y con Junts casi igualando sus registros (32 diputados) y haciéndose con la llave de un gobierno de signo independen­tista que se rompería con estrepito apenas un aòo y medio después de aquellas elecciones.

Se da la circunstan­cia de que aún habiendo sido la primera fuerza política en unas elecciones catalanas en tres ocasiones, solo en una ese triunfo en votos también lo fue en el número de escaòos obtenidos, aunque incluso el 14 de febrero del 2021 tuvo que compartir ese premio con Esquerra Republican­a, que consiguió los mismos diputados. En las dos contiendas en las que la candidatur­a de Pasqual Maragall fue la que arrancó más apoyo popular (1999 y 2003) se vio superada en cuatro escaòos por CIU.

Para encontrar precedente­s de la diferencia de menos de 50.000 votos que separó al PSC de ERC en el 2021 hay que remontarse precisamen­te hasta las elecciones al Parlament de 1999 y del 2003, las más polarizada­s de las 13 celebradas hasta la fecha, en gran parte como consecuenc­ia del paso a la política catalana del exalcalde socialista de Barcelona. El candidato del PSC y Ciutadans pel Canvi derrotó a sus rivales directos en los duelos que protagoniz­ó con Jordi Pujol, primero, y con Artur Mas, después, aunque finalmente el reparto de escaòos jugaría a favor de CIU. En ambas ocasiones, la diferencia a favor de Maragall fue exigua, de 4.879 y 7.029 papeletas, respectiva­mente.

Solo en tres ocasiones la primera fuerza política en unas elecciones catalanas no ha superado el listón del millón de votos. Fue en la primera victoria de Jordi Pujol en 1980, en la de Artur Mas en el 2006 –que no bastó para evitar que el tripartito de izquierdas liderado por el socialista José Montilla le enviara a la oposición– y en la de Salvador Illa hace tres aòos. Estas últimas elecciones, muy marcadas por los efectos de la pandemia y la pesada resaca del procés, que redujeron la participac­ión hasta el 51,29% (casi 28 puntos menos que en la excepciona­l cita del 2017), marcaron el peor registro en términos absolutos (654.766 votos), pero también relativos (23,03%) y en número de escaÒos (33) del ganador de unas elecciones al Parlament desde la restauraci­ón democrátic­a. El récord absoluto de votos lo tiene la coalición participad­a por Convergènc­ia Demúcratic­a de Catalunya y Esquerra Republican­a con el apoyo de entidades soberanist­as como la Assamblea Nacional Catalana y “mnium Cultural en el 2015. En aquella ocasión, la fugaz marca de Junts pel Sí cosechó más de 1,6 millones de votos o, lo que es lo mismo, casi un millón más que Illa hace tres aòos.

La creciente fragmentac­ión del voto catalán tiene un relativo reflejo en el número de formacione­s que a lo largo de estas cuatro décadas de elecciones han obtenido representa­ción parlamenta­ria. El número de grupos constituid­os al inicio de la cada legislatur­a se ha movido entre los cinco (1984, 1992, 1995, 1999 y 2003) y los ocho del último período. Si las encuestas aciertan, ocho serán también los grupos en los que se dividirá la Cámara catalana tras las elecciones de este domingo. ●

Illa se impuso hace tres años con el peor registro del vencedor en las 13 elecciones celebradas hasta ahora

Hasta los últimos comicios, nunca ocho formacione­s habían logrado representa­ción en el Parlament

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