La Vanguardia

El fiscal general descarta dimitir pese al “tribunal de honor” del Senado

Álvaro García ve al PP detrás de una estrategia de desgaste y acoso contra él

- Carlota Guindal Madrid

El fiscal general del Estado, ¡lvaro García Ortiz, no va a ceder ante las presiones a las que está sometido desde que asumió el cargo en agosto del 2022, en sustitució­n de Dolores Delgado, y por ello descarta dimitir a pesar de la ofensiva que ha sufrido estos últimos días desde diversos frentes y en la que ve al PP detrás de la misma.

Así lo aseguró ayer en la Ser tras ser preguntado por las consecuenc­ias para él de la reprobació­n que el miércoles aprobó el Senado, con mayoría absoluta del PP. García considera que tanto la Cámara Alta como en su día el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) –que le consideró

El jefe del ministerio público cree que la Cámara Alta erró al considerar­lo un actor político

inidóneo para el cargo– le han sometido a un “tribunal de honor”.

A su juicio, el Senado cometió un “error de concepción” al considerar­lo un “actor político”. “El fiscal general no puede ser cesado por el Gobierno, no está sometido al control político del Senado porque no es parte del Gobierno”, aclaró.

Para el PP, las asociacion­es conservado­ras de fiscales y el bloque conservado­r del órgano de gobierno de los jueces, García actúa al dictado del Ejecutivo, sin una independen­cia real. Las suspicacia­s sobre él provienen de su puesto como número dos en la Fiscalía General del Estado (FGE) cuando Delgado estaba al frente, nombrada por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, justo tras dejar su puesto como ministra de Justicia, un tránsito que fue visto como un intento del Ejecutivo de controlar el ministerio público. García

Ortiz fue durante todo ese tiempo la mano derecha de Delgado, con quien había compartido espacio en la Unión Progresist­a de Fiscales (UPF).

Tras la dimisión de Delgado por motivos personales, el Gobierno optó por la continuida­d de su trabajo y nombró como sustituto a García. Delgado había sido la diana de múltiples críticas durante su tiempo en la FGE, que fueron asumidas después por su sucesor.

Tanto a Delgado como a García les ha perjudicad­o que el órgano asesor de la FGE, el Consejo Fiscal, está actualment­e compuesto por una mayoría conservado­ra, que no les ha dado tregua en su política de nombramien­tos y que ha acudido a los tribunales para pararle los pies en el ascenso como fiscales de sala a miembros más próximos a la UPF.

García se ha encontrado también con la oposición del Tribunal Supremo (TS), que ha llegado a dictaminar en una sentencia que este incurrió en una “desviación de poder” al ascender de categoría a Delgado para que pudiera ir de fiscal de sala al Alto Tribunal y así no tener que volver a su puesto como fiscal de la Audiencia Nacional.

El Supremo también ha tumbado los dos intentos de García de hacer fiscal de sala a Delgado –primero como fiscal de lo Militar y después de Memoria Democrátic­a–.

Tras las elecciones del 23 de julio, el CGPJ logró gracias a su mayoría conservado­ra hacer un informe en contra de la idoneidad de García cuando el Gobierno anunció que le volvía a proponer como fiscal general. Entre otras cosas, los vocales alegaron la sentencia del TS para justificar el mal uso de la institució­n por su parte. Era la primera vez que el órgano de los jueces no daba su aval para este cargo. Sin embargo, ese informe, al no ser vinculante, no afectó al nombramien­to.

Fuentes socialista­s criticaron entonces que la decisión del CGPJ era fruto de la tensión interna por la situación de interinida­d del órgano que vive desde diciembre del 2018 por el bloqueo del PP a su renovación.

García Ortiz se cuida mucho de criticar las resolucion­es judiciales, aunque sí dejó caer ayer en la entrevista que “cambiar dinámicas en estructura­s tan conservado­ras como son la carrera fiscal, como es la justicia en este país, sabíamos que tenía un coste”.

Una de las asociacion­es de fiscales más combativa con el actual fiscal general, la Asociación Profesiona­l e Independie­nte de

Fiscales (APIF), recurrió ante la Sala de lo Contencios­o-administra­tivo del Supremo el nombramien­to de García el pasado aòo, a pesar del informe contrario del CGPJ. Los magistrado­s que deben resolverlo son los mismos que dictaminar­on que había incurrido en una desviación de poder para ascender a Delgado.

Aunque se abstiene de criticar las resolucion­es del Alto Tribunal, del que sostiene que mantiene un criterio distinto al suyo, sí ha solicitado la recusación de los magistrado­s que deben estudiar este último recurso, entre otras cosas porque uno de ellos, José Luis Requero, había afirmado en un artículo que tanto García como el Tribunal Constituci­onal eran unos “apesebrado­s”.

Y a todo ello se aòade un último golpe al fiscal general, después de que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid decidiera admitir a trámite una querella interpuest­a por la pareja de Isabel Díaz Ayuso contra la fiscal jefe de Madrid y el fiscal que le investiga por fraude fiscal por difundir una nota de prensa para aclarar un “bulo intenciona­do”, promovido por el gabinete de la presidenta madrileòa contra la Fiscalía. García Ortiz ha defendido que la nota no dio datos reservados, sino que pretendía desmentir una informació­n falsa, además de asumir la responsabi­lidad. ●

García Ortiz se ha visto perjudicad­o por la mayoría conservado­ra en el TS, el Consejo Fiscal y el CGPJ

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Chemam oya/ EFE Álvaro García Ortiz, el miércoles en la celebració­n del bicentenar­io de la Policía Nacional

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