La Vanguardia

Los equilibrio­s de Biden

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La decisión de Joe Biden de frenar el envío de armamento a Israel muestra los equilibrio­s y las contradicc­iones de la política del presidente de EE.UU. en su relación con Israel y con su primer ministro, Beniamin Netanyahu. La Casa Blanca, que se ha esforzado durante meses para que el Congreso aprobara un paquete de ayuda militar a Israel por valor de 26.000 millones de dólares, expresa ahora su temor de que 3.500 bombas pesadas estadounid­enses puedan provocar una masacre en zonas urbanas ante la anunciada invasión de Rafah.

Desde el inicio del conflicto, Washington ha venido advirtiend­o de diversas líneas rojas que Netanyahu no debía sobrepasar. Y las ha sobrepasad­o todas, ignorando los avisos y amenazas de Biden, que, pese a ello, nunca ha dejado de expresar su apoyo inquebrant­able a Israel, como ocurrió el martes en su discurso en recuerdo del Holocausto. También ha sido muy explícito en su condena del antisemiti­smo, después de las ocupacione­s estudianti­les de numerosas universida­des del país. Y Netanyahu le ha agradecido ese respaldo ignorando en diversas ocasiones las advertenci­as de la Casa Blanca.

Biden se juega mucho en la guerra de Gaza. Según cómo evolucione podría convertirs­e en su Vietnam electoral. Las primarias demócratas ya hicieron aflorar bolsas de votantes propalesti­nos críticos con la posición de Biden, y la crisis en los campus no le favorece en absoluto, como tampoco las presiones dentro de su propio partido, que intenta contrarres­tar con gestos y anuncios que apacigüen a los votantes demócratas. En sus declaracio­nes, en una extraòa asunción de responsabi­lidad, Biden admitió que las bombas americanas han sido usadas por Israel para matar civiles en Gaza y avisó que detendrá nuevos envíos de armas ofensivas si se produce la invasión israelí de Rafah, un gesto que es más que simbólico, es un ultimátum.

Su relación con Netanyahu parece enfriarse cada vez más, en especial tras saberse que la Casa Blanca prepara un informe para el Congreso sobre si Israel, usando armas americanas, podría haber violado el derecho internacio­nal. Con estas medidas, Biden aumenta la presión a Netanyahu para que acepte una tregua con Hamas, pero ayer el premier israelí le respondió indirectam­ente con un vídeo de su discurso en el día del Holocausto en que afirmó que “ninguna presión, ninguna decisión impedirá que Israel se defienda”, mientras Trump acusaba al presidente de “tomar partido” por Hamas.

Biden sigue con el doble juego dialéctico. Eleva la presión sobre Netanyahu y da muestras de liderazgo con algún paso más contundent­e a meses de las presidenci­ales, y al tiempo, sabedor de la fuerza e influencia del lobby judío, reafirma su respaldo total al derecho de Israel a defenderse y protegerse. Un equilibrio muy difícil, si no imposible, y que deja en el aire la pregunta de si el progresivo cambio de opinión de Biden es real y obedece a lo que piensa o si es una estrategia de cara a las elecciones. ●

El presidente eleva la presión sobre Netanyahu sin dejar de apoyar a Israel

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