La Vanguardia

El hombre que vestía a los cantantes de hip-hop

- Lara Gómez Ruiz Barcelon

Jay-z, Travis Scott o Kendrick Lamar. Si algo tienen en común estos tres músicos, más allá de que cantan hiphop, es su forma de vestir. Ropa deportiva, ancha y con una simbología de lujo muy visible. Un estilo callejero que deben a Dapper Dan, una figura mítica de Harlem que se encargó de vestir a la primera generación de artistas de hip hop. El periodista David Broc y el editor de Superflua Martín Torres hablaron este jueves en la librería +Bernat sobre las memorias de este sastre, que saltó a la fama en los ochenta pero que ya se había hecho un nombre en el barrio neoyorquin­o por vestir a los narcotrafi­cantes y a los deportista­s negros.

“Dapper Dan era un buscavidas. Hacía lo que fuera por sobrevivir y era un estafador de primera. Aprendió a duplicar tarjetas y, también, llegó a robar ropa para venderla. Con el dinero que esos negocios le dieron, más el que conseguía jugando a los dados, su gran afición, acabó abriendo una tienda en Harlem, que se convirtió en punto de referencia”, explicó Torres.

Fue un viaje a ¡frica el que hizo comprender a Dapper la importanci­a de vestir bien y de cómo el mundo ve a uno. “Casi todo lo que hacía era ropa a medida y personaliz­ada. Un día, en su tienda entró una chica con un bolso Louis Vuitton, y entonces se percató de las miradas y entusiasmo de la gente. Comprendió la importanci­a de los logotipos y empezó a coserlos en sus prendas. Creó tendencia, hasta que las grandes marcas lo descubrier­on y le cerraron la tienda. Pero ya había abierto camino. Ahora, son estas firmas quienes van a buscarlo a él y no al revés, pues acaba de hacer una colaboraci­ón con Gucci y con Gap”, señaló el editor.

En ese mismo Estados Unidos vivió John Fante, considerad­o uno de los grandes escritores malditos del siglo XX hasta que Bukowski lo rescató, asegurando que, para él, “fue como un Dios”. Un genio que vio frustrada la recompensa de su talento en vida pero cuya prosa “marcó la literatura posterior”, tal y como señaló el traductor Josep Grau al escritor Lluís Oliván durante una conversaci­ón sobre el autor en la librería Ona, a propósito de la traducción al catalán del título Un mal any (Edicions de 1984).

El libro, que es un claro reflejo de las desigualda­des sociales en Estados Unidos, narra la vida de Dominic Molise, un adolescent­e italoameri­cano que se cree destinado a triunfar como jugador de béisbol. “Su padre, en cambio, quiere que siga la tradición familiar y que sea paleta, pero el protagonis­ta lucha por quitarse ese peso de la tierra de la que proviene”. Una historia que acaba de llegar a las librerías y que “ha sido posible gracias a la pandemia. Yo estaba en un ERTE y tenía este libro en inglés en casa y aproveché para leerlo. Me pareció tan interesant­e que pensé que podría intentar traducirlo”, confesó Grau a los asistentes.

“En mi día a día y en mi trabajo, hablo inglés, pero no es lo mismo que traducir. Así que compré manuales y me formé. Empecé a fijarme mucho en las traduccion­es de las películas. Podría decirse que me obsesioné, pero esto me sirvió para avanzar. Cada capítulo que terminaba, se lo pasaba a Lluís, para ver qué opinaba, pues ha leído gran parte de la obra de Fante”.

En el mismo continente, pero décadas más tarde y en otra ciudad, en Posadas (Argentina), se gestó un bebé y un poemario, Los años frente al puente (La Bella Varsovia), de Andrés Barba. La pandemia obligó al escritor madrileño a hacer un giro de 180 grados y a dejar atrás Nueva York, para “huir” a Buenos Aires y, más tarde, mudarse a la capital de provincia de Misiones, en la frontera con Paraguay.

“Iba a ser algo temporal, pero seguimos viviendo allí, frente a un puente, lo que me hace sentir que estamos absorbidos por un símbolo y un arquetipo. Allí se desarrolla un tránsito comercial permanente al que se hace referencia en algunos de los poemas de este libro”, reflexionó el autor en la librería Finestres junto a la escritora Xita Rubert y Alberto Pina, coeditor y creador de la editorial de libros de artista El Cañón de Garibaldi.

Se refiere al puente Roque González, que comunica las ciudades de Posadas y Encarnació­n, y que “sirve como metáfora, pero que es en esencia un objeto colectivo cargado por la mirada”. Barba avanza a sus lectores que este libro es un río en el que desembocan diversos temas, como la paternidad, “algo sobre lo que nunca pensé que escribiría”, el sentido de frontera o el papel de lo histórico en la vida cotidiana. ●

La semana literaria invita al lector al Harlem de los 80, al Colorado de 1933, y a Posadas, en Argentina

 ?? Paula Sama ?? El escritor Lluís Oliván y el traductor Josep Grau hablan sobre John Fante en la librería Ona
Paula Sama El escritor Lluís Oliván y el traductor Josep Grau hablan sobre John Fante en la librería Ona

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain