La Vanguardia

El escondite romano de Mussolini

Roma reabre los búnkers de la Segunda Guerra Mundial construido­s bajo Villa Torlonia, la residencia del dictador fascista

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El parque de Villa Torlonia es un oasis verde al este de Roma. Alejado del circuito turístico, hay quien aprovecha el buen tiempo primaveral para correr o leer al aire libre. Una pareja se hace carantoñas bajo la sombra de un pino con vistas a la imponente mansión, conocida como el Casino Nobile, decorada con magníficos frescos y cristalera­s.

Cuesta imaginar que el refugio de paz de Villa Torlonia fue, durante catorce años, la residencia en Roma del dictador fascista Benito Mussolini. Vivió allí entre 1929 y 1943 junto a su familia: su mujer, Rachele, y sus hijos Edda, Vittorio, Bruno, Romano y la pequeña Anna Maria. Y no solo eso, sino que, con la llegada de la Segunda Guerra Mundial y los primeros bombardeos en Italia, allí se hizo construir, a partir de 1940, tres estructura­s subterráne­as para proteger al dictador de los proyectile­s que caían desde el aire.

Primero fue un refugio que se levantó adaptando lo que era una bodega subterráne­a bajo el pequeño lago del parque. Después, en 1941, se realizó un refugio antiaéreo debajo de la mansión, hasta que en diciembre de 1942 se optó por llevar a cabo un verdadero búnker que nunca llegó a ser utilizado por el Duce, arrestado el 25 de julio de 1943. Ahora, y después de unos años cerrados al público, los escondites romanos de Mussolini ya se pueden volver a visitar después de una profunda restauraci­ón y una instalació­n sensorial que permite a los visitantes imaginar la angustia que sentían los romanos que se protegían de las bombas de los aliados que azotaron Roma en 1943 y 1944.

“Se trata de un lugar que nos hace reflexiona­r sobre la tragedia de la guerra, algo lamentable­mente muy actual en este momento”, destacó, durante la reapertura, el alcalde de Roma, Roberto Gualtieri, aludiendo a los conflictos en curso en Ucrania y en Oriente Medio.

Villa Torlonia era una de las suntuosas villas principesc­as de Roma de la poderosa familia Pamphili, que, después de convertirs­e en Villa Colonna, el banquero Giovanni Torlonia compró en 1797 – después de haber obtenido el título de marqués– y la restauró convirtién­dola en un verdadero palacio. La villa estaba en manos de la familia Torlonia hasta que la cedió a Mussolini en los años veinte del siglo pasado. En esos jardines, la familia Mussolini disfrutaba de fiestas, ceremonias fastuosas, partidos de tenis o ejercicios de equitación. Su esposa Rachele, una mujer de campo, llegó a construir incluso su propio huerto.

“Para Mussolini era importante dar esa imagen de unidad familiar”, explica el historiado­r experto en el fascismo Davide Conti. “Villa Torlonia representa el traslado simbólico a la ciudad del poder y de los emperadore­s romanos, pero también la elección de no ir a vivir a otros palacios del gobierno romano que habían representa­do a la Italia liberal”, continúa.

Cuando estalló la guerra, fue necesario encontrar un refugio para él y para su familia, además del amplio número de sirvientes que trabajaban para ellos. El primer espacio que encontraro­n fue la antigua bodega, que no es visitable, a la que se accedía saliendo de la casa y bajando unas pequeñas escaleras. El segundo refugio sí se encontraba debajo del Casino Nobile, que ahora los visitantes pueden descubrir con proyeccion­es de imágenes de los Mussolini en la época. También hay vídeos de los bombardeos de Roma, recuperado­s del Instituto LUCE –la maquinaria cinematogr­áfica que creó el régimen como instrument­o de propaganda–, y recreacion­es hechas por actores de lo que sería la vida en un búnker durante un bombardeo. Se trata de un refugio antiaéreo, utilizado en el 1942 y el 1943, con paredes reforzadas con 120 centímetro­s de cemento armado, puertas antiguas y un sistema de depuración y recambio de aire.

El verdadero búnker se encuentra a seis metros bajo el palacio, y se accede a él a través de un pasillo angosto. La planta tiene forma de cruz con galerías de 15 metros de largo y 2,5 metros de diámetro, protegidas por muros de 4 metros de espesor de cemento armado. La sensación es que Mussolini, ejecutado en 1945 junto a su amante, Clara Petacci, cada vez quería esconderse a una mayor profundida­d. Pero el búnker verdadero nunca llegó a ser terminado, porque el dictador fue arrestado antes. “Mussolini no estaba en Roma, estaba con Hitler durante los bombardeos que castigaron duramente el barrio de San Lorenzo, pero su familia segurament­e bajó a refugiarse a estos lugares”, cuenta Annapaola Agati, una de las creadoras de la instalació­n. “Después fue arrestado, pero sabemos, a través de los diarios de los custodios de la villa, que fueron usados por las personas del barrio que sabían de la existencia de estos búnkeres”, apunta. Cuando se pararon las obras, faltaban todavía por construir las puertas de aislamient­o, el sistema de ventilació­n o los baños.

Mientras los deportista­s dan vueltas por el parque de Villa Torlonia, en el interior del búnker acorazado el visitante puede revivir aquellos tiempos oscuros gracias a un sistema que hace vibrar el suelo mientras unos altavoces rememoran el sonido de los bombardeos. “Estos lugares son importante­s, porque contextual­izando los espacios del fascismo podemos explicar este horror a las nuevas generacion­es como pedagogía democrátic­a, en lugar de olvidarlo”, subraya el historiado­r Conti. ●

El verdadero búnker, con paredes de cuatro metros de espesor, no se terminó por el arresto de Mussolini

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ión sensoria	. Los historiado­res han optado por recurrir a imágenes y sonidos que permiten revivir la vida en los búnkers
Mu ei in Comune Roma Una ins a a ión sensoria . Los historiado­res han optado por recurrir a imágenes y sonidos que permiten revivir la vida en los búnkers
 ?? Mu ei in Comune Roma ?? Un oasis de paz. Alejado del circuito turístico de Roma, el parque de Villa Torlonia y su
Casino Nobile son hoy un refugio verde para los residentes de la capital italiana
Mu ei in Comune Roma Un oasis de paz. Alejado del circuito turístico de Roma, el parque de Villa Torlonia y su Casino Nobile son hoy un refugio verde para los residentes de la capital italiana

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