La dimensión cristiana de Joan Rigol
Joan Rigol ha sido una personalidad rica y singular. Se hablará desde muchos aspectos en los campos de la política y de la cultura. Aquí queremos poner de relieve la importancia central de su visión cristiana de los valores y de la existencia. Lo hacemos desde el Patronato de la Fundación Joan Maragall, del que formó parte durante diecisiete años, del 2004 al 2021. Su aportación fue fecunda, desde una visión amplia, sinérgica y generosa del mundo cultural y político.
Tres influencias cristianas clave en la formación de Joan Rigol fueron el personalismo cristiano, la doctrina social de la Iglesia y las encíclicas Pacem in Terris de Juan XXIII (1963) y Populorum progressio de Pablo VI (1968). Autores como Marcel, Maritain y Mounier fueron esenciales en su pensamiento. Sus tesis doctorales en Teología y en Filosofía fueron, respectivamente, Fonament teològic de la dignitat de la persona en la teologia política de Jacques Maritain, y Amor més enllà de la mort en l’obra filosòfica de Gabriel Marcel.
La compenetración con la doctrina social de la Iglesia marcó su acción conciliadora como conseller de Treball (1980-1984), en tiempos de una grave crisis económica con mucha gente en el paro, fomentando el diálogo entre patronal y sindicatos y la confluencia de actuaciones de varias administraciones.
El hecho de haber sido conseller de Treball antes que de Cultura (19841985, en los que intentó un pacto cultural entre las diversas administraciones) dio a su visión de la cultura un toque especialmente amplio; intentó que participaran sectores empresariales y sindicales que no acostumbran a ser actores directos. Desde la Fundación Joan Maragall, muchos años después, organizó encuentros en este sentido, posibles gracias a sus contactos y prestigio.
El concilio Vaticano II, y en particular Gaudium et Spes (la Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual, 1965), más las encíclicas Pacem in Terris y Populorum progressio, supusieron una apertura muy activa de la Iglesia a preocupaciones contemporáneas, como las relaciones entre cristianismo y cultura laica, los derechos y deberes humanos, y el progreso económico y social de los pueblos. ¡Qué temas tan actuales, ahora mismo, cuando parece haber un retroceso en derechos humanos en muchos países, una inflación de derechos en detrimento de deberes y responsabilidades en otros, y cuando el desequilibrio del progreso de los pueblos está en el origen de tantos movimientos migratorios!
Rigol participó activamente en estas inquietudes, que lo marcaron como político (afiliado a Unió Democràtica de Catalunya en 1976, que presidió entre 1987 y el 2000, diputado en el Congreso de los Diputados y en el Parlament de Catalunya, vicepresidente primero del Senado, presidente del Parlament de Catalunya...). Entre los diez libros que escribió en relación con la política, destacaríamos Compromís polític i sentit cristià (2005) i Restaurar la política; a propòsit de Jacques Maritain (2019), que se centran en los valores cristianos que lo orientaron como político y en los valores de la política, en una época de conmoción en que es urgente y necesario recuperar el prestigio.
Combinando su papel de presidente delegado de la junta constructora de la Sagrada Família (2005-2011) y de miembro del patronato de la fundación sumó esfuerzos de estas entidades por hacer en Roma una amplia exposición sobre la obra de Gaudí ( La Sagrada Família de Barcelona: art, ciència i espiritualitat, noviembre 2011-gener 2012) en locales del Vaticano. También hay que destacar su relación con Montserrat (presidente del Patronat de la Muntanya de Montserrat, y de la Fundació Cassià Just).
Es lógico que Rigol se interesara profundamente por el papel de la Iglesia católica en particular, y las diversas confesiones y religiones en general, en la cohesión social y la riqueza cultural y espiritual del país. En este sentido, adoptaba una visión de una laicidad positiva, integrando las posibilidades y los riesgos de las diversas religiones. Cultura catalana, Iglesia catalana, Iglesia y Catalunya, derechos sociales, derechos de los pueblos fueron temas sobre los que reflexionó largamente, en un periodo de la historia (1963-2023) en el cual el panorama religioso y las aspiraciones políticas en Catalunya (y en Europa en general) han cambiado tanto. Cristianismo y cultura fueron, pues, para él, fundamentos de acción política, indagación existencial, apertura hacia los demás y compromiso vital: un legado de cortesía, de generosidad, de espiritualidad y de suma.