Un fisgón en el olimpo del rock'n'roll
Bob Gruen, fotógrafo de los grandes iconos musicales de los 70, expone su obra en el festival Contrast de Ibiza
Resulta casi imposible quedarse con una sola de las miles de imágenes que Bob Gruen (Nueva York, 1945) ha revelado a lo largo de su extensa carrera, un viaje a lo largo de la historia del rock’n’roll que el fotógrafo ha recorrido junto a Tina Turner, los Ramones, Lou Reed, John Lennon, Led Zeppelin, Madonna, Cher o los Rolling Stones, por nombrar algunos de los artistas inmortalizados por su cámara, ojo privilegiado del surgimiento del punk en el Nueva York de los años 70, cuyos retratos se han expuesto en el MOMA y la National Portrait Gallery de Londres, y que ahora ha pasado por Ibiza para mostrar su trabajo dentro del festival Contrast hasta el 25 de mayo.
“El rock and roll es sinónimo de libertad, la libertad de expresarte muy alto en público, eso es lo que intento captar en mis fotos, no solo la moda o el look de la noche, sino el sentimiento de la noche, de libertad”, comenta Bob Gruen recién aterrizado en su primera visita a Ibiza. A sus 79 años, cuenta con más de seis décadas de experiencia desde que publicó su primera fotografía en un diario local, tomada en un incendio. Tenía 13 años y emprendía así una carrera que le catapultaría cuando Ike y Tina Turner se fijaron en las fotos que tomó durante un concierto en el barrio de Queens, en el verano de 1970. “Ike y Tina eran fantásticos, uno de los grupos más excitantes con los que he trabajado, nunca vi ningún problema entre ellos cuando estuve allí”, comenta.
Gruen viajó durante dos años con el matrimonio Turner, que le abrió la puerta al Olimpo del rock para retratarlo a lo largo de toda su vida hasta la actualidad, cuando todavía hace trabajos para Green Day o, más recientemente, Maneskin. “El negocio ha cambiado mucho, la fotografía se ha simplificado, hay mucha más gente haciendo fotos, cada uno con cinco webs para publicarlas, no como antes cuando solo había un par de revistas que las dieran a conocer”.
Esta facilidad para difundir las imágenes –“todo el mundo puede publicar desde su dormitorio o donde esté”– le hace dudar que la fotografía siga siendo un negocio,
“ahora se trata de todo el mundo mostrándolo todo”.
Todo era más limitado y cercano en los años 70, lo que propició la amistad de Gruen con Joe Strummer, Iggy Pop y especialmente John Lennon, al que encontró a través de Yoko Ono para convertirse en íntimo de la pareja durante su estancia en Nueva York. “Les conocí a través de una entrevista, les gustaron mis fotos, querían utilizarlas para la portada de Some Time in New York City. Después dijeron que querían verme más a menudo y una cosa llevó a la otra”, explica de aquella relación, que dio pie a una de las fotografías icónicas de Lennon, en la que se le ve en una azotea de Manhattan con una camiseta de Nueva York, regalo del propio Gruen. “No es de ninguna marca, las vendían unos tipos en la calle, en Times Square, compré un par y le di una a John Lennon como regalo”.
Un año más tarde, en 1974, Gruen y Lennon estaban en la azotea del piso del ex Beatle tomando fotos para la portada de Walls and Bridges, y “después de hacer la parte del retrato de la sesión, John me dijo: ‘Vamos a hacer más fotos en la azotea’. Como el horizonte nos rodeaba, le pregunté si aún tenía la camiseta que le había regalado un año antes, como así era, y se la puso. El hecho de que todavía la tuviera un año después, y que supiera dónde estaba, me hizo saber que le gustaba”.
En sentido opuesto se movió su relación con Bob Dylan, quien no le perdonó que tomara una imagen suya durante la gira Rolling Thunder Review, de 1975, en la que había prohibido la presencia de fotógrafos. “La única conversación que tuve con él fue para decirme que no le gustaba que me hubiera colado porque no permitía fotos, pero era un acto público y yo pensaba que debía cubrirlo como periodista”.
Otra imagen legendaria es la de Led Zeppelin posando ante un avión con su nombre grabado en el fuselaje. “No eran sus propietarios”, recuerda, “pero si lo alquilabas durante más de un mes podías poner tu nombre. Es una imagen que refleja el exceso de los años 70 con unos tipos que no tienen suficiente con aparecer en una camiseta, van por ahí en su propio avión, ni siquiera una limusina les resulta suficiente”.
Gruen subió en más de una ocasión en aquel aeroplano que contaba con barra de bar, piano y dos habitaciones con baño, una de ellas con una chimenea. Un par de meses después de tomar aquella instantánea con Plant, Page y compañía, volvió a subir para retratar a Elton John, que bautizó al avión como Enterprise Starship. “Era su cumpleaños, venía de una gran fiesta y debía de tener resaca”, por eso no hizo caso a su manager, que le insistía para salir del dormitorio. “Finalmente fue al bar, y allí se encontró con Stevie Wonder tocando el Hapy Birthday, se puso de buen humor y le hi
“Vendían las camisetas unos tipos en la calle, compré un par y le di una a John Lennon como regalo”
ce una foto muy bonita”. Entre estrellas y conciertos, Gruen se ha convertido en parte de la leyenda del rock setentero. “Tuve la suerte de nacer en aquella época, era un adolescente cuando se inventó el rock’n’roll y la gente a la que vi era completamente original”, una cualidad que a su modo de ver fue perdiéndose con el tiempo. “Tina Turner no se parece a nadie, puede que Beyoncé intente parecerse ella, pero Tina no intentaba ser nadie más”. Lo mismo sucede con los Rolling Stones, otra de sus bandas fetiches, “Mick Jagger tiene 80 años y ahí sigue, ofreciendo a la gente una experiencia de rock’n’roll”, la misma que Gruen ofrece con sus imágenes, y que le ha permitido vivir una vida “como una banda de rock”.