La Vanguardia

Meryl Streep: “Me enamoré de Redford al lavarme el pelo en ‘Memorias de África’”

Dupieux reflexiona sobre el oficio de actor y la IA en la comedia ‘The second act’

- Astrid Meseguer

Si Meryl Streep lució un impecable vestido blanco en la ceremonia de apertura del festival de Cannes para recibir emocionada su merecida Palma de Oro de Honor de una no menos conmovida Juliette Binoche, en el encuentro ayer con el público en una abarrotada sala Debussy, la actriz estadounid­ense optó por un look informal negro, zapatillas incluidas. “Tengo resaca. Me acosté a las tres de la mañana”, avanzó a modo de disculpa con la sencillez y el sentido del humor que la caracteriz­an después de recibir una gran ovación.

La leyenda del cine, que en junio cumplirá los 75 años, se sentía abrumada con tanta atención estas últimas horas. “Llevo una vida muy tranquila. En casa no me respetan nada, así que todo esto está siendo demasiado”, confesó divertida en su charla con el periodista francés Didier Allouch antes de repasar una carrera emblemátic­a que comenzó sobre las tablas en 1971 y de la que sobresalen tres premios Oscar, entre numerosos reconocimi­entos.

Hacía 35 años que la protagonis­ta de títulos como Kramer contra Kramer, La decisión de Sophie o La dama de hierro no pisaba la Croisette, desde que ganó el premio a la mejor actriz por Un grito en la oscuridad. De aquel tiempo recordó que le dijeron que necesitarí­a nueve guardaespa­ldas “y yo pensé que exageraban porque nunca había tenido uno, pero fue todo tan loco, con paparazzi que te ponían la cámara en la cara, que habría necesitado unos 12. Tenía miedo porque no era una estrella de rock”. Entre las numerosas anécdotas que compartió con el público –como la vez que perdió su primer Oscar en un baño–, Streep se refirió a la famosa escena en la que Robert Redford le lava el pelo en Memorias de África (1985). La primera toma fue muy sosa, pero al final “Robert aprendió, y en la toma cinco ya estaba enamorada de él”, dijo de una escena que considera “sexy y muy íntima, muy poco habitual en el cine”. Y opinó de algunos de los directores con los que ha trabajado. Clint Eastwood ( Los puentes de Madison) es “fantástico y nunca elevaba la voz, bueno, solo una vez”. De Spielberg, que la dirigió en Los archivos del Pentágono, apunta que es “un genio”, y Mike Nichols, con el que colaboró en Silkwood y Postales desde el filo “hacía bromas en el set y era un gran director”. La actriz siempre ha querido interpreta­r “personas que no son como yo” y admite que “nunca he buscado un éxito de taquilla”. Para ella, la familia es lo primero, “me ocupa mucho tiempo” y hoy por hoy “dependo del guion que llega a la puerta, no sé si va a ser divertido o serio y me gusta eso, me gusta esa especie de serendipia”, concluyó.

En rueda de prensa, el maestro del cine absurdo Quentin Dupieux defendió la película inaugural The second act, una comedia de humor irreverent­e que reflexiona sobre el oficio de actor, la inteligenc­ia artificial, la cultura de la cancelació­n y la situación del mundo en general alrededor de cuatro personajes que se reúnen en un restaurant­e en medio de la nada. “Hacer reír es mi pequeña herramient­a para conseguir dar un respiro al espectador”. En los tiempos que corren, realmente hace falta. ●

La actriz se muestra abrumada ante la atención de Cannes: “Llevo una vida muy tranquila”

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VALERY HACHE / AFP Meryl Streep sonríe en el encuentro con el público en Cannes
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