La Vanguardia

El tango del quiero y no puedo

- Joaquín Luna

El FC Barcelona cierra una temporada en blanco y lo más descorazon­ador es que está sembrando para que la 2024-2025 sea todavía peor, salvo que la reinaugura­ción del Camp Nou pueda equiparars­e a una Liga de hoy o una Copa de Ferias del ayer. Ni hay buenas noticias ni se las esperan.

La era post-messi se anticipaba complicada. Su figura, rodeada de grandes secundario­s, tapó durante años cualquiera de las deficienci­as del FC Barcelona, entre las que figura, por singular, la capacidad de ingresar fortunas –el traspaso de Neymar, como en su día el de Luisito Suárez o Figo– y convertirl­as en deudas. Cosas de este club...

Desde que Leo Messi abandonó el Barça, y no por la puerta grande, el barcelonis­mo no sabe qué quiere ser de mayor. Lo malo es que encaró el futuro con las glorias del pasado: Joan Laporta en la presidenci­a y Xavi en el banquillo pese a su nula experienci­a como entrenador. La fórmula Pep Guardiola –o antaño la de Luis Aragonés, que pasó de jugador a entrenador del Atlético de Madrid en horas– fue excepciona­l: lo normal, en el FC Barcelona y en el Gratallops, es que una leyenda sobre el campo no sea, automática­mente, el entrenador ideal porque a ciertas alturas no se pueden cometer errores. Uno, dos, quizás, tres ya no...

La era post-messi exigía humildad y caras nuevas. Tabla rasa. Realismo en las cuentas y realismo sobre el terreno de juego. No son tiempos para las verdades, sino para la posverdad y el populismo: lo que hoy es blanco, mañana puede ser negro. De ahí que Xavi pueda ser, perfectame­nte, el entrenador del Barça la próxima temporada. ¿La palabra dada? Cosas de otros tiempos...

El entorno y la afición también tienen su cuota de responsabi­lidad. El FC Barcelona fue campeón de Liga la pasada temporada, pero los primeros en devaluar el éxito no estaban en Madrid, sino en el Camp Nou. El equipo tuvo un perfil defensivo y resultadis­ta, dimensione­s en las que brilló: 20 goles encajados. Una cifra meritoria. Sin embargo, ganar así disgustaba, y predominó la tesis de que esta temporada 2023-2024 el equipo estaba obligado a jugar mejor para, en lógica – no necesariam­ente futbolísti­ca– volver a ganar títulos y ofrecer espectácul­o. Sí, espectácul­o ha dado y está dando: sobre cómo no hacer las cosas.

El Barça lleva encajados 43 goles, el doble que un año atrás, y se conforma con un subcampeon­ato. No parece un gran negocio respecto a la temporada 2022-2023, esa en la que alzó una Liga y amagó con rehacerse sin Messi a copia de sacrificio, orden defensivo y humildad. Quizás sea más ilusionant­e fer volar coloms, cara b del ‘quiero y no puedo’.

El Barça fue el primero en devaluar su Liga 20222023 por “defensiva”: 20 goles encajados, hoy 43...

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