“Ayudar era todo lo que le hacía feliz”
Antonio Crisol Martínez dedicó su vida a servir incondicionalmente a su pueblo
Unos segundos de silencio que contenían un llanto espoleado por las emociones del momento bastaron para que el público comprendiese la grandeza de la figura del primer premiado de la gala. Antonio Crisol Martínez, uno de esos héroes anónimos, no reconocidos en los libros de historia, pero que por su infatigable labor al servicio de su comunidad, graban su nombre en la memoria de todos sus amigos, sus vecinos y su pueblo.
Todo el Valle del Almanzora rindió homenaje a un lijareño que durante 35 años como secretario del ayuntamiento y hasta el último día de su vida siempre ayudó a sus paisanos de manera altruista y dedicada. Su ausencia ha dejado huérfana a una comarca que le recuerda, otorgándole el Premio Almanzora de Sociedad por su amor por Líjar y su carrera profesional.
Recordado por los suyos El galardón fue recogido por su hijo mayor Carlos Crisol Molina, acompañado por su madre Joaquina Molina y su hermano Álvaro, que envueltos entre lagrimas recibieron el trofeo de manos del Alcalde de Líjar Sergio Sánchez. “Las personas no del todo mientras haya alguien que los recuerde y este homenaje hace que el recuerdo de mi padre permanezca aún más vivo”, manifestó Carlos durante su intervención, recordando la ayuda “desinteresada” que su padre puso al servicio de las gentes de su pueblo, “no importando el asunto ni el motivo del problema”. Él siempre estaba ahí, a todas horas y para todos, porque ayudar a su familia y sus amigos era lo que le hacía feliz”.
En su nombre, la familia de Antonio, con Carlos a la cabeza, agradeció este “recomueren nocimiento tan bonito” que el Valle Almanzora le otorga a su padre.
Carlos Crisol supo unir los 390 corazones que conforman la población de Líjar en un solo latido, palpitando por aquel matemático especialista en resolver los problemas de su pueblo.