2024, un nuevo comienzo
Muchas personas deciden cambiar hábitos, pocas lo logran. Estamos muy centrados en modificar rutinas (salud, deporte, estudio…); y si la edad es avanzada, ¿para qué cambiar? Toca disfrutar del tiempo que nos quede. Siendo joven o mayor todo se centra en el comportamiento y no en si estamos enamorados de la vida.
En películas como “El curioso caso de Benjamin Button”(2008), “El día de la marmota”(1993) o “¡Qué bello es vivir!”(1946), vemos cómo el tiempo es algo relativo; nuestra propia mente puede crear un imaginario tóxico, que reduzca la vida a lo que hacemos. Pero somos mucho más que eso.
Según dicen los sabios, no necesitamos un mesías que nos rescate de circunstancias concretas, sino Alguien capaz de ver la belleza en toda circunstancia, capaz de recordarnos el significado hermoso del don de toda vida. ¿De qué sirve una vida llena de grandes logros, si el corazón no vibra con sencillez ante el asombro tierno de cada día? Por eso, los superhéroes no son sustitutos del pesebre o de lo divino, son símbolos míticos que cumplen su función. No debemos culpar a Superman, a Iroman o Spiderman por sus vestimentas estrambóticas o sus pretensiones salvíficas, teñidas de belicismo y fuerza bruta; lo divino no es el símbolo, el símbolo es eso, símbolo. Es más, los superhéroes (los que están bien construidos) se quiebran y sufren la pérdida de sus poderes; porque la heroicidad no consiste en salvar el mundo de una invasión planetaria, sino en saber apreciar lo más cotidiano que hay a nuestro alrededor. Como se dice en la memorable “Batman Begins”, “¿Por qué nos caemos Bruce? Para aprender a levantarnos”. Al terminar un año es bueno revisar nuestras caídas, aciertos y deseos más hondos. Y el cine, las series; el arte en general, es una herramienta única y valiosa en este trabajo. En la burbuja de nuestra vida, llegará el momento “Barbie”, cuando nos demos cuenta de que la muerte existe; y entonces, la burbuja (ya pinchada) cambiará nuestras prioridades en la vida… Y en esa nueva mañana, al despertar, bastará con decir: “Perdón, ¿podemos comenzar de nuevo?”. Feliz 2024.
“Al terminar un año es bueno revisar nuestras caídas, aciertos y deseos más hondos”