CÉSPEDES, CALAVERA, KIKÍN Y ALVARITO PONEN A ALMERÍA EN SU SITIO
La gala ‘Cómicos Fin de Año’ llenó el Auditorio de varias generaciones de sus admiradores
El humor surgido del ingenio y no de las peculiaridades ridiculizantes de los imbéciles digitales y de los personajes mediáticos llamados famosos. Así generan sus argumentos los monologuistas almerienses, marcando una saludable distancia respecto a esas risas low-cost que parecen capaces de agotar las últimas reservas del humor auténtico
De hecho, esta Gala cumplirá quince años en 2024. Algún almeriense aficionado a las frases ingeniosas de menor alcance podría decir “quince años tiene mi humor”, pero será mejor dejarles a estos cómicos la inventiva y el talento.
Apareció Pepe Céspedes con sus geniales reflexiones sobre la noria de la Rambla, la llegada de Ikea vivida por almerienses de toda la vida y una interesante secuencia de relatos relacionados con la pedagogía. Hizo hablar a Waldorf y a María Montessori, decidiendo incluir la marquetería, con todas sus dificultades y sus peligros, en los planes de enseñanza… Bromeó con los grupos de whatsapp del AMPA y regaló sus divertidas apreciaciones sobre la mascarilla para concluir con esa genial manera suya de abordar la grave enfermedad vivida por él mismo.
La actitud de los almerienses y la ausencia de empatía fueron parte de los mimbres con los que construyó sus alegatos Kikín Fernández, convencido de que envejecer consiste en tener más recuerdos y menos memoria. Kikín Recuerdos de una infancia sin gimnasios ni vegetarianos. Está convencido de que morir en plena erección es una gesta que merecería inmortalizar en un monumento para el Parque
Paco Calavera se atrevió a hacer la incómoda pregunta: ¿qué vamos a hacer en Nochevieja? De ahí, el aplaudido cómico le dio un repaso sociológico a la Almería de siempre y, sobre todo, a la más actual, envuelta en limitaciones y asuntos tan cercanos como la desaparición de las tapas. A Paco le seducen las nuevas tendencias festivas como Halloween y parece que vive enamorado de su voz, aunque sea a anunciando una inmediata deposición.
Alvarito asegura que los almerienses de la cuarta Glaciación comían migas cuando nevaba y que es ridículo hacer kaliestenia, yoga o taichí en Almería. Lo que sí tienen claro es que pedir hoy un desayuno se puede convertir en un insoportable discurso sobre tipos de leche o de pan. Por cierto, el Indalo es un señor que se lleva las manos a la cabeza cuando toca el hielo…
El humor surgido del ingenio iluminó una vez más a los cómicos almerienses tan queridos del público