Las ratas de la cabalgata

Hasta ahora pensaba que la metáfora perfecta de la tristeza era la del torero tras el telón de acero de Sabina. Sin embargo, empiezo a creer que no hay radiografía más detallada de la pesadumbre que un concejal del PSOE oyendo una pandereta. Entregados a la curiosa estrategia del malestar perpetuo, los socialistas llevan más de veinte años sacando a los almerienses del error de creer que lo que tanto han disfrutado en las calles, en los conciertos y en las cabalgatas durante la Navidad o la Feria no han sido celebraciones festivas compartidas alegremente, sino un desprecio, un caos, una desorganización, una desilusión, una falta de ambición, una improvisación y un castigo. No exagero. Todas y cada una de estas expresiones han sido empleadas por los socialistas a la hora de hacer el balance de lo vivido en Almería durante los periodos festivos desde hace veinte años. Y a este paso van a acabar convirtiendo esa presunta capacidad para el desacierto del equipo de Gobierno del PP en una leyenda mundial de la estrategia política, porque hay que valer mucho para maltratar a la gente con semejante crueldad y recibir luego como premio mayorías suficientes y absolutas en todas las elecciones municipales. Ahora, metidos en una disputa interna por situarse de cara a futuras listas, los socialistas insisten en hacer oposición a base de redes sociales y suposiciones. Y como es más fácil hacer un pantallazo que un discurso, este año han tenido el auxilio inesperado de una rata aparecida en Facebook, lo que les ha dado pie a una narrativa hiperbólica de “cabalgata de las ratas”, con el concejal Antonio Ruano subido al helicóptero de las valkirias y disparando indicios de prevaricación confitera sin pruebas, lo que para cualquier abogado es todo un ejercicio de descrédito profesional. Propongo que en la próxima cabalgata, tras la carroza final del carbón, desfilen en otra los concejales del PSOE diciendo: “Menuda birria de Navidad”. Y así hasta el año que viene.