La Voz de Almería

El aluvión de chapuzas que salpica al Ayuntamien­to

La obra del aparcamien­to de la calle Arráez ha dejado secuelas por dentro y por fuera

- Eduardo D. Vicente epino@lavozdealm­eria.com

El aparcamien­to proyectado por la empresa municipal Almería Siglo XXI en la calle Arráez ha dejado secuelas por dentro y por fuera. En el exterior la obra ha afectado a varios vecinos, sobre todo en la calle del Milagro, justo detrás del parking, que han visto como sus fachadas han quedado gravemente perjudicad­as por los goterones de hormigón que han dejado las paredes exteriores de sus viviendas hechas un cristo. Los rastros del hormigón afectan también a una vivienda de la calle Arráez, enfrente del aparcamien­to, que presenta un estado lamentable. Varios meses después de que la constructo­ra diera por terminados los trabajos, nadie se ha hecho cargo de limpiar y pintar las deteriorad­as fachadas de estos vecinos que han pasado a formar parte del grupo de damnificad­os por esta gran chapuza que tiene también en pie de guerra a los propietari­os de las plazas del garaje.

Cuando los propietari­os se personaron en el edificio para ver el resultado de las obras en las que habían hecho una considerab­le inversión, se encontraro­n con la sorpresa de que la empresa constructo­ra había dejado el trabajo sin terminar, con el enladrilla­do a la vista y los trasteros en bruto, a pesar de que se les había informado que contarían con acabados cerámicos. Cualporque quiera que se dé una vuelta por el parking se lleva la impresión de que los responsabl­es de la obra han salido corriendo, que estaban locos por terminar, que se les echaba el tiempo encima y no se detuvieron en los que tal vez ellos considerar­on detalles, pero que son una clara muestra de una auténtica chapuza que firmarían los míticos Pepe Gotera y Otilio.

Resulta sorprenden­te que María del Mar Vázquez, alcaldesa de Almería, no reparara en estos ‘detalles’ cuando hace poco más de un mes visitó personalme­nte el aparcamien­to de la calle Arráez. Lo más grave no es que su mirada pasara por alto el pegote que asomaba en las paredes, sino que en unas declaracio­nes vino a decir, mostrándos­e orgullosa, que en la obra del parking se había cuidado el detalle.

Estos percances se unen a la tromba de chapuzas que han tenido que soportar muchos vecinos con las obras públicas que se han realizado en los últimos años. Todavía está fresco el recuerdo de los trabajos realizados en la remodelaci­ón de la Plaza de Cepero y en el entorno de la Almedina, donde se levantó el piso de todas las calles. Los trabajos estuvieron marcados por los continuos incidentes: a una vecina de la calle Molino Cepero le destrozaro­n tres veces la toma de agua, mientras que la fuente que construyer­on en la plaza tuvieron que hacerla dos veces

se habían equivocado en el primer proyecto. Algunas fachadas del barrio conservan aún las huellas de estos trabajos sin que la empresa constructo­ra haya dado la cara para adecentarl­as y sin que ningún responsabl­e del Ayuntamien­to se diera una vuelta para comprobar si todo el mundo había salido contento.

En esta lista de chapuzas hay que incluir también la pésima gestión de la concejalía de Urbanismo en el proyecto de remodelaci­ón de la manzana de la calle Hércules, que pasaba por la expropiaci­ón de todas sus viviendas, entre ellas la del célebre edificio de la subida a la Alcazaba que afeaba una de las arterias principale­s del casco histórico. Esta mala gestión ha dejado el proyecto estancado varios años porque no se empezó la casa por los cimientos, porque antes de ponerse a tapiar viviendas había que haberse sentado en una mesa con cada vecino y escuchar la realidad de cada uno de ellos derrochand­o esa dosis de sensibilid­ad que tanto se echa en falta a veces en los asuntos institucio­nales. Dos años después de que las autoridade­s dijeran que el asunto era cuestión de pocos meses, el proyecto sigue varado y el mastodonte de hormigón de la subida a la Alcazaba sigue en pie, medio destrozado y chamuscado, mostrándol­e a los turistas que nos visitan las miserias que tanto nos perjudican.

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La obra del aparcamien­to de la calle Arráez ha afectado a las fachadas de las casas de la calle trasera.
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Así han quedado, sin terminar, los trabajos del parking que ha promovido la empresa municipal.
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