El frenesí de la Sanchosfera

A la Pandilla Basura que sostiene a Pedro Sánchez en su apreciado sillón no le basta la impunidad con la que nuestro sometido presidente ha pretendido pagar su apoyo rompiendo la igualdad de todos los españoles, la separación de poderes y el andamiaje constitucional que sostiene nuestro Estado de derecho. La insaciabilidad propia de este colectivo de cosmopaletos que pastorea y disciplina a este lamentable gobierno, ha olfateado el desangre argumental de Sánchez y ha dejado en ridículo todas esas fantasías animadas del reencuentro y la convivencia con las que el sanchismo editorial pretendía blanquear el humillante intento de activar una amnistía que antes de las últimas elecciones era un disparate ilegal e impensable. Pero el amo Puigdemont está crecido y ha pasado a exigir directamente una inmunidad total y a la carta para que ningún juez español pueda importunarles con esa cosa franquista y prevaricadora que es la Ley, y garantizarse así el blindaje legal y el borrado de los delitos de terrorismo, sedición, malversación, prevaricación y hasta de traición cometidos durante el intento del golpe de estado que perpetraron en 2017. Ahora, tras la bofetada parlamentaria de los rufianes con los que ha pactado, Sánchez tiene por delante unas semanas para emulsionar un relato de templanza política y de líneas rojas infranqueables que va a durar, ya lo verán, hasta que pasen las elecciones gallegas del 18 de febrero. Lo digo como aviso a los cargos, aspirantes, opinadores y demás elementos de la sanchosfera, para que no se excedan ponderando el vigor ético y la firmeza política del Gran Timonel, porque cuando después de los comicios vuelva a explorar los límites de la humillación y cumpla las plenas exigencias de toda esta recua de enemigos de España, volverá a dejarles con las posaderas al tibio aire invernal. Será mejor contener el frenesí norcoreano con el que toda esta gente aplaude a su amado líder, porque aún hay que renegociar el partido de vuelta.