La Voz de Almería

Una granada acabó con la vida del guardia civil de Oria José Martínez

- JOSÉ ÁNGEL PÉRREZ

El día 1 de este mes de febrero de 1980, un comando de la organizaci­ón terrorista ETA ametralló un convoy de la Guardia Civil que escoltaba un furgón que transporta­ba armamento pesado en la localidad de Ispaster (Vizcaya). En este enorme atentado falleciero­n seis agentes del Instituto Armado, algunos de ellos muy jóvenes y recién salidos de la Academia de Valdemoro. Las víctimas mortales fueron además del almeriense José Antonio Martínez Pérez Castillo, Carlos Gómez Trillo, José Gómez Mariñán, Alfredo Díez Marcos, Antonio Marín Gamero y Victoriano Villamor González.

José Antonio Martínez Perez había nacido en la localidad almeriense de Oria y en el momento de su desgraciad­a muerte tenía 26 años de edad. Fue asesinado en Lequeito junto a sus compañeros cuando daban escolta a un convoy que transporta­ba armas para unos ejercicios de prácticas de tiro que se iban a llevar a cabo en la playa de Vizcaya. Los guardias civiles fueron sorprendid­os por la violenta explosión de una granada de mano que alcanzó de lleno al vehículo en el viajaban los agentes y que abría la expedición. A continuaci­ón, los agentes fueron ametrallad­os en una cruel emboscada que les tendió el comando terrorista.

Atentado El atentado se produjo a primeras horas de la mañana del viernes 1 de febrero de 1980. Este día sobre la siete y media de la mañana, los vehículos de la Guardia Civil salían de la fábrica Esperanza y Compañía, enclavada en la localidad de alavesa de Marquina, para dar escolta a dos vehículos de la empresa, uno ocupado por técnicos y especialis­tas y otro cargado con el armamento, con el propósito de dirigirse hasta la playa de Laga a efectuar pruebas con unos morteros y granadas.

Tras sobrepasar la localidad vizcaína de Ispaster, ya superada la mitad del trayecto, sobre las ocho y cuarto de la mañana, el convoy comenzó a recorrer un pequeño tramo de cerradas curvas y de espesa vegetación. En una de las curvas y desde un pequeño desmonte, un grupo de varios individuos -al menos seis- arrojaron a la carretera un artefacto explosivo mientras iniciaban un intenso fuego de fusil -tipo CETME- contra los vehículos oficiales y sus ocupantes.

Enfrentami­ento Los vehículos fueron alcanzados por más de medio centenar de impactos cada uno quedando frenados y detenidos a orillas de la carretera y distanciad­os entre sí unos cuarenta metros aproximada­mente. Los agentes sorprendid­os por la rapidez con que actuó el comando y sin capacidad de reacción en los primeros momentos del atentado lograron finalmente sobreponer­se y enfrentars­e a los terrorista­s en tan desigual contienda donde murieron seis miembros de la Guardia Civil.

Al explosiona­r el artefacto y ante el estado de indefensió­n de los guardias, los terrorista­s abrieron las puertas de los patrullero­s arrojando en su interior varias granadas de mano y de fuego de metralleta­s.

Fue asesinado junto a sus compañeros cuando daban escolta a un convoy que transporta­ba armas para unas prácticas

Comando de ETA Tras las explosione­s el resto de los integrante­s del comando lograron escapar huyendo a campo través entre ellos José Luis Ansola Larrañaga conocido con el sobrenombr­e de “Peio el Viejo” quien según tenia fijado la Guardia Civil se encontraba al frente del comando terrorista. Hay que indicar, que en el atentado y durante la confrontac­ión también falleciero­n dos miembros del comando a quien les estallo una de las granadas durante su manipulaci­ón en el momento que la arrojaban al interior de uno de los vehículos. Se trataba de los miembros de ETA identifica­dos como Gregorio Olavaria Bengoa y Xavier Gorritxate­gui Agote.

El cadáver de José Antonio Martínez soltero y con apenas dos años de permanenci­a en la Guardia Civil asignado al cuartel de Ondarria, fue velado en las instalacio­nes del cuartel de Basauri junto al resto de los compañeros asesinados. Los actos fúnebres por los seis guardias civiles asesinados fueron presididos por el ministro del Interior. Los padres y un hermano menor del agente fallecido se desplazaro­n de Oria pueblo natal del fallecido hasta esta localidad. La muerte del joven agente fue sentida profundame­nte en la provincia de Almería, de manera especial en la comarca del Almanzora donde vivía toda su familia.

Fueron los años del plomo. La terrible década de los años ochenta. Estos almeriense­s también fueron asesinados en esos años de terror y más de una decena heridos.

José Manuel Rodríguez 1980 Muerto acribillad­o en San Sebastián cuando desayunaba en un bar junto a las oficinas del DNI junto a dos compañeros más. Fueron acribillad­os a sangre fría. José Artero Quiles 1980. Único civil muerto asesinado por ETA Fue asesinado en el interior de su propio coche. Escoriaza (Guipúzcoa) Juan Maldonado Moreno 1984. Un artefacto en los bajos de su coche lo mató en Pasajes de San Juan, donde llevaba destinado siete años. Pedro Ballestero­s 1988. Asesinado a balazos delante de su esposa en Durango. El guardia civil recibió ocho impactos cuando dentro de su coche fue tiroteado por dos terrorista­s de ETA.

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