Enero:temperaturas máximas de marzo y mínimas de abril
En algunas de las comarcas la media se situó en torno a 4 grados por encima de lo habitual
El pasado mes de enero fue el más cálido que nunca se haya vivido en la Península Ibérica. Al menos desde que existen este tipo de registros. Y Almería no fue una excepción. La provincia siguió la tendencia del resto del país y en algunas de sus comarcas la temperatura media del primer mes del año llego a situarse alrededor de cuatro grados por encima de la que debería ser la habitual.
En general, en el conjunto de la España peninsular la anomalía fue de 2,4 grados por encima de la media del mes de enero, siendo la temperatura media de de 8,4 grados, lo que ha provocado que, dentro del contexto de un mes de enero, éste se haya definido climatológicamente como un mes “extremadamente cálido”. Unos datos que van en la línea de los mostrados por estaciones de la provincia como es el caso de la de Albox, gestionada por el Observatorio Meteorológico del Almanzora, colaborador de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
En este caso, las temperaturas registradas son 4 grados superiores a la media que históricamente ha mantenido el mes de enero en esta zona de la provincia, lo que representa un aumento del calor que supera incluso a la media del sur peninsular. En este sentido, uno de los responsables del observatorio, Juan Jesús Maestre, indica que las temperaturas máximas que se han vivido “han sido las que se corresponderían históricamente con el mes de marzo” en la provincia mientras que “la media de las temperaturas
Almería capital alcanzó el 27 de enero su récord más alto en el primer mes del año con 25,5 grados
mínimas han sido las propias del mes de abril”.
Cabe recordar que en ese mismo mes en la provincia se registraron temperaturas máximas propias de finales de la primavera, acercándose incluso a los treinta grados en algunas comarcas almerienses. Un ejemplo de las temperaturas anormales fue también lo sucedido en la ciudad de Almería, que el pasado 27 de enero alcanzó su récord de temperaturas más altas en el histórico del primer mes del año con 25,5 grados.
Una situación anómala que es consecuencia directa de la crisis climática y que muestra, con cifras, el riesgo de desertización que corre la Península Ibérica.