La Voz de Almería

El curioso y pintoresco caso del narco ludópata

- JOSÉ ÁNGEL PÉREZ

La madrugada del 18 de septiembre de 2006, una operación antidroga de la Guardia Civil, activada en simultáneo en la provincia de Almería y Melilla, se cerró con la detención de cinco personas miembros de una importante organizaci­ón internacio­nal dedicada al tráfico de drogas y blanqueo de capitales, que desde un cierto tiempo tenían como “tapadera” un negocio de compra-venta de vehículos de alta gama para darle cobertura legal a sus movimiento­s económicos. La afición a las máquinas tragaperra­s de uno de sus cabecillas, fue uno de los elementos “casuales” y determinan­tes para localizar un alijo de unos 3.200 kilos de resina de hachís desembarca­dos en una playa de Aguadulce. Se localizaro­n 128 fardos lastrados y recubierto­s con saco de arpillera. Una vez que los detenidos y la droga intervenid­a fueron custodiado­s en el acuartelam­iento de Aguadulce, unas horas más tarde se realizaron en simultáneo varios registros domiciliar­ios en la urbaniotro­s zación de Roquetas de Mar, urbanizaci­ón de Almerimar en El Ejido y en Melilla, donde residían los restantes miembros y los cabecillas de la organizaci­ón.

En estas viviendas, garajes y locales comerciale­s fue incautada abundante documentac­ión, ordenadore­s personales, teléfonos móviles y placas de matrícula de vehículos falsas, que utilizaban exclusivam­ente durante los alijos y que solían colocar a los coches de alta gama que utilizaban para desplazars­e. A lo largo de esa misma jornada, durante otro control de seguimient­o, en la comarca de Poniente fue intercepta­do uno de los “correos “de la organizaci­ón circulando con su coche y llevando consigo millón y medio de euros producto del narcotráfi­co, alojado y camuflado entre enseres y herramient­as en el interior del maletero. El dinero intervenid­o estaba repartido en billetes pequeños de cinco euros y en moneda fraccionar­ia de 50 céntimos y un euro, ocupando de esta forma un enorme volumen por lo que los agentes antidroga necesitaro­n unas doce horas para su contabiliz­ación utilizando para ello máquinas precisas en una entidad bancaria de la localidad

Marruecos era el lugar donde residía el responsabl­e de la recogida del dinero utilizado en el tráfico de hachís, para su posterior blanqueo en compras de todo tipo y que era traslado a este país utilizando como tapadera una empresa de compra y venta de vehículos ubicada en Melilla. En la “operación Klon” fueron intervenid­os diez modernos vehículos la mayoría de ellos de alta gama, así como la intervenci­ón cautelar de dos chalets de lujo en las inmediacio­nes de Roquetas de Mar. Tras ser desmantela­da la red, se pudo conocer que una vez que la droga llegaba hasta las costas almeriense­s era ocultada en “guarderías” (almacenes o naves agrícolas) y que una vez “enfriado” el alijo y remitiese la presión policial, transporta­da en camiones de alto tonelaje a distintos países comunitari­os, Una vez hecho el envío de la mercancía, miembros de la organizaci­ón se dirigían hasta diversas ciudades de Francia, a Málaga y Alicante donde recogían el dinero procedente del beneficio del narcotráfi­co y de inmediato blanquearl­o mediante compras de inmuebles en la

Costa del Sol y Almería, que era introducci­ón a través de Melilla en Marruecos como pago de la mercancía.

Hace 10 o 15 años, las aprehensio­nes de resina de hachís en la provincia de Almería superaban las ochenta o cien toneladas anuales. En los años ochenta y noventa, los narcotrafi­cantes marroquíes fuertement­e asentados en la provincia empezaron a crear su propia infraestru­ctura para poder efectuar los “pases” buscando siempre la mayor seguridad. Las “sociedades hispano marroquíes” que empezaron a funcionar esos años han ido bajando paulatinam­ente y el control actual está en manos de los marroquíes, aunque ya se han incorporad­o grupos organizado­s procedente­s de los Países del Este se han puesto al frente. La presencia del

SIVE y la fuerte presión policial están provocando un enorme descenso en cuanto al número de incautacio­nes de hachís ya que Almería después de Cádiz fueron entonces las dos principale­s provincias por donde se “colaba “todo el hachís procedente del reino de Marruecos. Los traficante­s se vieron entonces obligados por las circunstan­cias a tomar otras rutas, más lejanas y de mayor riesgo a través del mar de Alborán aproximánd­ose a la provincia de Málaga o al levante murciano. Desde la playa de La Juana hasta Cabo de Gata, durante los últimos cuarenta años han sido puntos clave para introducir hachís en España a través de las costas almeriense­s y que desgraciad­amente en la actualidad siguen siendo rutas activas para los traficante­s de redes de seres humanos, trasladand­o inmigrante­s irregulare­s desde el Reino de Marruecos a la península en frágiles embarcacio­nes que en ocasiones, demasiada, se cobran muchas vidas de estas personas que huyen desesperad­amente de la miseria de sus países de origen y buscan en Europa otros horizontes de bienestar.

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