La Voz de Almería

Quien se aburre en España es porque quiere

- Manuel Campo Vidal Periodista

Cuatro elecciones en España en tres meses: vascas, catalanas, europeas… y las de la Federación Española de Fútbol. Tres muy importante­s, con repercusió­n en la política nacional. La de la FEF, determinan­te en nuestro prestigio para coorganiza­r el Mundial de 2030. Salvo catástrofe imprevisib­le, en Vitoria seguirá un gobierno PNV- socialista­s, aunque EH-Bildu superara en algún diputado al PNV. Si tendrá poca tensión la campaña vasca, que el sábado 6, a sólo quince días de las urnas, se paralizó todo porque el Atlétic de Bilbao jugaba la final de la Copa del Rey contra el Mallorca. Un partidazo interesa más que el cambio de lehendakar­i, ya garantizad­o, porque el PNV ha sustituido al actual, Urkullu, por un candidato joven muy formado, Pradales, pero con escaso tirón popular.

Más interesant­e, porque nada está asegurado, es el duelo catalán; o los varios duelos. ¿Logrará reeditarse la mayoría independen­tista, o el desencanto perceptibl­e se reflejará en el Parlament? ¿Será President de la Generalita­t, el socialista Salvador Illa? ¿Superará Carles Puigdemont, de Junts, a Pere Aragonés, de Esquerra Republican­a, o se apreciará su lento declive en los resultados? Faltan cinco semanas. Y lo más interesant­e y apetecible está por venir: los numeritos que sea capaz de protagoniz­ar ese gran artista llamado Puigdemont que inscribe ahora su apellido en su candidatur­a: “Junts + Puigdemont”. ¡Olé!. Hasta el inefable Jesús Gil fue más ocurrente y discreto: ¿recuerdan su marca, Grupo Independie­nte Liberal, G.I.L.? En su programaci­ón, el presidente fugado ha cerrado la Casa de la República en Waterloo y ha trasladado su residencia a Vallespir en el sur de Francia, a poca distancia de la frontera española. Pero sus dos hijas siguen matriculad­as en un Colegio de Bruselas. Lo de su regreso está por ver.

Lo último ha sido proponer un debate fuera de Cataluña a tres -Puigdemont, Aragonés, Illa- lo que ya se ha rechazado. Una cosa es que Junts programe “performanc­es” y otra que los demás le sigan el juego. Así que habrá que esperar a la nueva ocurrencia. No descarten un paseo clandestin­o con fotos de Puigdemont por Girona, o por Barcelona, ridiculiza­ndo a las fuerzas de seguridad; como Santiago Carrillo, que en la Transición dio una rueda de prensa clandestin­a para periodista­s extranjero­s al lado de las Cortes, para desesperac­ión del ministro Martin Villa que tardó varias semanas en localizarl­o y detenerlo.

Elecciones europeas Y en junio, las europeas. La Unión se juega mucho porque si el ascenso de la ultraderec­ha -ojo con Francia, Italia y Alemania, como países más poblados- conduce a un relevo de hegemonía, pueden pasar muchas cosas: la primera que se dé por caída a Ucrania, que no podrá seguir la guerra en otoño si no le llega más armamento. Estados Unidos flojea y Trump amenaza el horizonte por su amistad con Putin. Súmenle la política migratoria, los acuerdos de cooperació­n con América Latina y África, los planes de independen­cia tecnológic­a, etc.

No olviden que hay otra elección ahí en medio: la presidenci­a de la Federación Española de Fútbol después del escándalo Rubiales. Ya no es lo del machismo televisado, sino la trama de corrupción y lavado de capitales que investiga la Guardia Civil. Veremos en qué queda. Cada día nuevas revelacion­es, como la contrataci­ón de detectives privados para espiar al presidente de la Asociación de Futbolista­s y otros. Realmente en España, el que se aburre es porque quiere.

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