La Voz de Almería

El último café con la madre que me enseñó a rezar y a perdonar

- TONY FERNÁNDEZ

Las vecinas del núcleo duro de la Torre-3 no han faltado al Tanatorio El Centro. Es para que no se me olvide mamá. Mira, te voy a escribir porque me lo ha pedido el ‘Antoñito’ el hijo del primo Nono. No pensaba hacerlo, pero los ‘Saberes’ se lo merecen: porque tú eres Camacho, como yo cuando estudiaba y jugaba a la pelota en el barrio. Y en la casa Mercedes Camacho también.

Anda que no te gustaban a ti mis obituarios. Mira, te hice una foto los dos ‘solicos’ con un café como aquellos que tomábamos los jueves, mientras te peleabas con la televisión viendo el ‘Sálvame’ y tu Rosa Benito y el Mohedano. Este café me recuerda que el sábado me levanté (como tantos) listo para el trabajo porque yo era (soy) “Mi hijo el de la radio”.

El día que nací yo Me estaba afeitando y pensando en ti (que estabas tan ‘malica’) me acordaba de la casa de la calle Magistral Domínguez llegando del colegio y escuchándo­te cantar: “El día que naci yooo que planeta reinaría...”. Cantabas muy bien pero esa canción me ponía triste. Iba a empezar el Carrusel y tu nieto Carlos me daba la noticia. No te quiero ni contar la de gente que ha venido al tanatorio. De la familia no ha faltado nadie y tantos almeriense­s arropando a una motrileña hija del perito agrónomo del Estado.

Tranquila, ya estás con Manolo Saberes en el cielo y hemos tenido suerte, descansáis uno enfrente del otro, porque la Carmelín se quiere enterrar con papá.

Madre de cinco Yo nunca entendía (cuando vivías) por qué tenía una madre compartida. Mi madrecita María del Carmen, como la canción de Manolo Escobar,

era la mamá de Elomari, Manolito, Carmelín y Luisito. A todos los llamabas con diminutivo­s pero yo era: “Mi Rey”. No sabes la vida que me daban esos cafés de los jueves, cuando tomaba tierra en el barrio y en la casa, para tumbarme en el cuarto de estar, y cuando me ponías el café un ojo en la tele y el otro con tu rey.

Perdona mi egoísmo por quererte solo para mi. Tu decías que yo era un niño bueno y con eso me quedo. La Elomari en Motril luchando contra todo. El Manolito que te voy a contar si sabes lo de la operación y sigue al pie del cañón. Te acuerdas que te decía que era “tu ojillo”. La Carmelín tan guapa como siempre, ha sido la estrella de la familia, y el Luisito llamándome “Colegaaa” y comprándom­e galletas de chocolate en la gasolinera para que no desfallezc­a. Ah, qué niños más guapos tiene. Pilar está orgullosa. Uno es mi ahijado.

Te he llorado Solo tú sabes lo que me cuesta derramar una lágrima. En eso te he salido a tí, porque papá lloraba hasta en el Telediario. Todo iba bien hasta que llegó mi familia y me vine abajo abrazado a mi Copy. No recuerdo haber llorado tan fuerte. Ahora me caen lágrimas escribiend­o, pero silenciosa­s.

Se está acabando el café mamá, y quiero que descanses en paz. Has criado a tus cinco hijos y todos estamos vivos. Yo siempre quejándome de todo y rezando por todos y nunca por mí: como tú me enseñastes. Trato de perdonar, mamá, pero eso es lo más difícil: prefiero rezar. Mi Copy, lo más guapo del mundo. Mi Carlos de mi vida y María es el orgullo. No veas lo que vacilo cuando digo que está acabando la carrera de Medicina. Mi mujer cuidando de la familia, “Nieves vale mucho”, como tú decías, y mis nietos Dany y Paula me han abrazado cuando llegué de enterrarte. Qué ‘bonicos’ son, me tienen loco.

El cura del barrio, don Alejandro, te dijo una misa preciosa. Qué bien se ha portado, vino con su madre y Jerónimo el sacristán a verte.

Perdona mamá si te hice sufrir y descansa tranquila porque no veas lo que nos quiere la gente. Somos muy afortunado­s. Un beso mamá.

Este café me recuerda que el sábado me levanté (como tantos) listo para el trabajo porque yo era (soy) “Mi hijo el de la radio”

 ?? TONY FERNÁNDEZ ?? Carmela Camacho y el último café.
TONY FERNÁNDEZ Carmela Camacho y el último café.

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