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El campo genera más de 75 millones al año y da empleo a dos millares de familias
A la producción ganadera se suman iniciativas dedicadas al cultivo de flores, frutas y hortalizas, y a la viticultura
Aunque en términos de rentabilidad no atraviesa su mejor momento, el sector agroganadero sigue siendo vital para la económica de la zona. Tanto es así que su volumen anual de negocio superó el año pasado los 75 millones de euros, un 15% más que el ejercicio anterior. La cifra cobra mayor trascendencia si se le añade el hecho de que más de dos mil familiar de las comarcas de Barbanza, Muros y Noia dependen de forma directa o indirecta de esta actividad.
Anualmente salen de tierras barbanzanas algo más de 90 millones de litros de leche y más de cinco mil toneladas de carne procedentes de más de un millar de explotaciones repartidas por los 11 municipios de la zona.
Bien es cierto que existen notables diferencias entre la realidad de este sector de unas zonas a otras que vienen marcadas, en la mayoría de los casos, por el dimensionamiento de las granjas. En este sentido, aunque hay granjas censadas en todos los ayuntamientos, son los de Outes, Lousame y Mazaricos los que tienen en el sector agroganadero su principal fuente de ingresos.
El caso mazaricano resulta especialmente significativo pues el 80% de su PIB proviene del sector primario y más concretamente de la ganadería láctea, donde ocupa el tercer puesto a nivel autonómico con una producción diaria superior a las 220.000 litros, suficientes para abastecer a una población de medio millón de personas.
Producción de carne
Barbanza también cuenta con una importante cabaña ganadera dedicada a la producción de carne que, aún tratándose de explotaciones familiares con un volumen reducido de animales, destacan por la calidad y diferenciación de su producto, basado en la cría de animales de la raza rubia gallega a través de sistemas de alimentación y manejo tradicionales.
El agroganadero barbanzano también cuenta con destacados ejemplos de empresas dedicadas al cultivo de flores, frutas y hortalizas, alguna de las cuales apuesta por el sistema de producción ecológico. Igualmente destacable es la apuesta iniciada hace algo más de una década por un grupo de viticultores de la zona que ya comercializan sus caldos bajo el sello de la indicación geográfica protegida Viños da Terra de Barbanza e Iria.