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Opinión Jesús Vázquez Almuiña, presidente de la Autoridad Portuaria de Vigo Vigo, clave para la pesca congelada
El puerto de Vigo es el punto clave en la logística de la pesca congelada de Europa. El pasado año movió 631.987 toneladas, con un valor industrial de 2.047 millones de euros. En cuanto al comercio exterior marítimo, el 38,85 % de todo el montante de pesca congelada de España y el 86,02% del comercio exterior gallego, de esta mercancía, se comercializa por el puerto vigués.
Su logística ha experimentado una intensa evolución en cuanto al medio marítimo de transporte utilizado, desde los buques congeladores de los años 60 a los buques factoría un poco más tarde y al incipiente transporte en contenedor de principios de los 80. Este último, desde puertos cercanos a los caladeros de captura, facilitó enormemente el incremento de la comercialización y un rápido trasvase del modo de transporte, desde el denominado convencional en congeladores y buques frigoríficos hacia el contenerizado. Hace 25 años, el 80 % de la pesca congelada se transportaba en convencional y solo el 20 % lo hacía en contenedor; el año pasado, el 82 % de la pesca congelada se movió en contenedor y solo el 18 % se descargó directamente de los congeladores o a través de mercantes frigoríficos.
Sin contar la pesca congelada procedente de la Unión Europea, solo desde África, Asia y Sudamérica llegan casi 475.000 toneladas, es decir, casi un 75 % de la pesca recibida en Vigo. Esto se consigue a través de doce servicios marítimos regulares de contenedores, así como de los barcos mercantes en convencional y los propios buques congeladores que descargan directamente a los frigoríficos que se encuentran en la ría (casi 116.000 toneladas). Actualmente, al puerto de Vigo llegan y salen unos 40.000 equipamientos con mercancía congelada o refrigerada, de los que el 50 % son de pesca congelada.
Contar con una terminal de contenedores provista de 1.300 conexiones para los reefer (los que transportan mercancías refrigeradas, congeladas o que necesiten un control y tratamiento especial de la atmósfera interior) y disponer, asimismo, de un puesto de control fronterizo (PCF) en el propio muelle, posibilitan que el puerto de Vigo pueda mover este tráfico, que es mayoritariamente de importación desde estos caladeros lejanos. De hecho, la Autoridad Portuaria invertirá, de forma inminente, aproximadamente 10 millones de euros en un nuevo punto de control fronterizo (PCF) en Guixar.
Parte fundamental de la logística del congelado es la capacidad de almacenaje frigorífico, que también ha tenido una progresión extraordinaria en Vigo, desde los dos almacenes frigoríficos que había en el puerto en los años 60 con menos de 40.000 m3 de capacidad, llegamos hoy en día a tener cerca de un millón de m3 para almacenar pescado congelado en un total de 30 instalaciones frigoríficas, que conceden a Vigo y su área una capacidad global de congelación de 1.000 toneladas al día.
La celebración en Vigo de la décima edición del Congreso Internacional Conxemar-fao 2022 sobre la transformación y comercialización de los productos del mar y sus retos presentes y futuros confirma todos estos datos, además de la solidez de nuestra candidatura a ser sede da la FAO en el Puerto de Vigo, para extender las buenas prácticas del sector.
No podemos olvidar que la pesca se enfrenta ahora a un panorama muy difícil, marcado por la coyuntura internacional surgida tras la pandemia y, más recientemente, la invasión rusa de Ucrania, unas enormes alzas en los precios de los carburantes, un entorno altamente inflacionista y de retracción del consumo y, más recientemente, el veto de la Comisión Europea a la pesca de fondo. Una normativa difusa y absolutamente injusta e injustificada para el sector pesquero de Galicia, basada, según aseguran, en criterios de sostenibilidad medioambiental, que, sin embargo, dejan de lado la sostenibilidad social y económica. Como consecuencia de esta medida, la Comisión Europea obligará a una parte del sector a desplazarse a otros caladeros, en los que faenan pesqueros de otras artes y que se verán sobreexplotados de forma intensiva, y otros barcos irán directamente al desguace.
Esta medida pone en riesgo de forma directa a unos 200 barcos de capital gallego y podría acabar afectando a unos 1.000 y a alrededor de 4.000 tripulantes. El impacto económico sería de unos 816 millones de euros, algo que la economía de Galicia no se puede permitir. Por ello,