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El pulso de las áreas metrop Olitanas
Ames y Culleredo se consolidan como la respuesta residencial de Santiago y A Coruña, y Carballo aspira a ampliar su tejido productivo
Las áreas metropolitanas concentraron la explosión demográfica de mediados del siglo pasado y desde hace décadas están muy consolidadas en torno a grandes ciudades como Madrid o Barcelona, pero en Galicia este fenómeno urbanístico ha ido tomando forma hacia los años 80 del siglo pasado como destino de esos grandes desplazamientos demográficos, atraídos por un precio de la vivienda más barato. Esos movimientos tuvieron su punto álgido durante el bum inmobiliario. Es el caso de Ames, Culleredo y Carballo. Sus alcaldes expusieron el modelo de ciudad que dimunicipio bujan para sus municipios en el seno de la mesa de debate Urbes del futuro, organizada por La Voz en el museo Santiago Rey Fernández-latorre, y celebrada en el marco de Inmogalia. Sus municipios representan esa ola del crecimiento metropolitano.
«Nós temos a sorte de ser un concello que limita coa capital de Galicia. No seu momento fomos a cidade dormitorio, pero xa non o somos. Hai anos que moita xente de Santiago veu vivir a Ames e decidiu quedar pola nosa aposta polos servizos e a conciliación. Trátase de aproveitar os recursos como veciños da capital galega», explica el alcalde Blas García. El tiene dos núcleos: Milladoiro y Bertamiráns, los que más población concentran. Porque si en algo se ha caracterizado este concello es en la disponibilidad para construir viviendas unifamiliares. Con Salceda de Caselas (Pontevedra) son los únicos ayuntamientos gallegos donde el saldo vegetativo es positivo, con más nacimientos que defunciones, y eso, en una comunidad envejecida como Galicia, constituye una gran ventaja. De ahí que la urgencia por construir, si la Administración autonómica actualiza el plan de vivienda, no es una demanda más, sino la oportunidad para dar respuesta residencial, como sostiene Blas García.
Una situación similar apunta el regidor de Culleredo, José María Rioboo, con A Coruña. «Somos unha das portas de entrada á gran urbe. Todo o que chega á cidade coruñesa o fai polo Concello de Culleredo e iso condicionou o noso desenvolvemento. Temos unha infraestrutura aeroportuaria, e a A-6, a Terceira Ronda e a AP-9 pasan polo noso concello, o que fixo que os núcleos urbanos se disgregasen». Rioboo sitúa en los años ochenta del siglo pasado, hasta hace dos décadas, la primera gran transformación urbana de Culleredo como área metropolitana. «Unha etapa na que os veciños da Coruña e Culleredo apostaron como lugar para vivir pola súa calidade de vida. Agora emprendemos a segunda transformación como gran cinturón da urbe de referencia». Y tiene claro el papel que desempeña en este conglomerado poblacional. «Arteixo e A Coruña son eminentemente industriais e o que fai falta son núcleos de carácter residencial» y es ahí donde le corresponde el liderazgo a un municipio cuyas únicas fronteras físicas con A Coruña las marcan grandes infraestructuras de comunicación viaria. «Hai sinerxias entre todos os concellos»,
apunta Rioboo.
El papel de Carballo difiere de esa concepción. Sus lazos con A Coruña han sido siempre estrechos, pero tiene una singularidad propia. «A diferenza de Culleredo ou Ames, nós non estamos nas proximidades dunha gran cidade como núcleo tractor. Carballo é en si mesmo a cabeceira da comarca de Bergantiños», precisa el alcalde Evencio Ferrero, quien destacó la gran capacidad de iniciativa del sector empresarial carballés y el elevado nivel de compromiso de la población con su territorio. «Hai que ser moi carballés para montar una conserveira como Calvo a 20 kilómetros do mar».
Además de la capacidad industrial del municipio, mermada en los últimos años por la falta de disponibilidad de suelo en el principal polígono industrial, Ferrero destacó el espíritu transformador desarrollado durante estos años en el municipio para construir nuevos referentes urbanos, tras la destrucción de los existentes en los años 70. «Desapareceu o concello, a igrexa e outros edificios emblemáticos», pero ante lo irreversible, se hizo un esfuerzo hacia un cambio que favoreciese la movilidad y reforzase los servicios públicos. «Derrubamos muros con pintura», a raíz de la propuesta conjunta con la Facultad de Arquitectura, para cambiar la imagen negativa que las medianeras daban a la localidad. «Hoxe temos máis de cen murais de artistas de todo o mundo» en esos espacios transformados.