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Reformar para reducir la factura
El parque inmobiliario español, con una edad media que supera los 40 años, es deficiente. Algunas mejoras pueden ayudar a ahorrar en energía
El parque inmobiliario español adolece de forma especial los males asociados al paso del tiempo. Un importante número de edificios en nuestro país se han quedado anclados en el tiempo y, en un momento en el que la eficiencia energética es tan importante, completamente desactualizados.
Pero tiene solución. Sobre todo con el contexto que ha propiciado la llegada de los fondos europeos. Eso sí, hay mucho trabajo por hacer. Así lo demuestra un reciente estudio de la Unión de Créditos Inmobiliarios (UCI), cuyos expertos han realizado un profundo estudio de las características de las viviendas de nuestro país, para dar algunas claves sobre dónde se deben centrar las reformas en cada caso y el coste estimado que tendría reconvertir un inmueble en un hogar eficiente y sostenible en función de su edad.
Las viviendas que portan entre 40 y 70 años de historia a sus espaldas (es decir, aquellas construidas entre los años 50 y los 80), deben revisar de manera especial la propia estructura del edificio. Los casi 10,4 millones de viviendas que hay en España con esta antigüedad —según los datos del Ministerio de Fomento— tienen en su mayoría estructuras de hormigón a base de cemento aluminoso y, en muchas ocasiones, con materiales de baja calidad. El primer paso, según explican desde UCI, debe ser la reforma de los elementos de conexión con el exterior, sobre todo las paredes exteriores, la fachada y, tras ello, el cambio de ventanas. El coste estimado en este caso sería de entre 20.000 y 40.000 euros en una vivienda de entre 90 y 120 metros cuadrados, que es la media en nuestro país. Hay que tener en cuenta que estos cambios estructurales suelen afectar al conjunto del edificio, por lo que las cuentas aumentarían de manera considerable al tener que operar en varias viviendas. A esto habría que sumar también otras mejoras referentes a los sistemas de electricidad o fontanería, en muchas ocasiones construídas con plomo o acero galvanizado, materiales que de hecho representan un riesgo para la salud de los habitantes.
Aquellas viviendas con una edad de entre 20 y 40 años (construídas entre 1980 y el inicio de los 2000) cuentan con unos materiales de mejor calidad, pero fueron levantadas antes de la entrada en vigor del Código de la Edificación actualmente vigente. ¿Qué quiere decir esto? Pues que no tienen en cuenta criterios de eficiencia y sostenibilidad ni el uso de fuentes de energía sostenibles.
El primer paso en este caso debe ser cambiar las ventanas, que suelen ser de aluminio. Se debe apostar por cierres herméticos y doble cristal que permitirán ahorrar hasta un 30 % e energía. También es recomendable instalar aislantes como poliestireno, lana mineral, planchas de EPS o paneles de fibra de madera en paredes y techos. Otra posible reforma puede ser la instalación de suelo radiante en sustitución de suelos de parqué y sistemas de calefacción antiguos, que podría costar entre 12.000 y 16.000 euros de media. Además de la renovación de cocinas y baños, cuyo coste oscila entre los 10.000 y los 20.000 euros. Calculadora en mano, la rehabilitación de una vivienda de esta edad, que son unas 6,5 millones en toda España, podría rondar entre los 20.000 y los 40.000 euros.