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La eficiencia energética, asignatura pendiente
El Colegio de Arquitectos de Galicia ha creado una oficina de rehabilitación para ofrecer asesoramiento
Es una necesidad y, gracias a los fondos Next Generation, el momento es propicio para actuar. Así lo indica Clara Gil, vocal del Colegio de Arquitectos de Galicia (COAG), que señala que mejorar la eficiencia energética de los edificios gallegos es una cuenta pendiente. «El parque inmobiliario existente es viejo y necesita rehabilitarse. A pesar de que tenemos una normativa actual muy exigente, buena parte de las construcciones son de los 70 y 80, cuando no existía esta visión debido a que, por ejemplo, el petróleo no suponía ningún problema. Ya si hablamos de décadas anteriores, como los 50 y 60, muy pocas casas tenían calefacción», apunta.
Más allá del aumento del coste de la energía, la experta apunta tres claves para comprender el escenario actual. «Por un lado, la emergencia climática. Es evidente que hay un calentamiento global, que debemos paliar. Por otro lado, el covid, la pandemia puso sobre la mesa lo que implica habitar mucho una vivienda y necesidades de mejora, y después, la crisis actual, que repercute directamente en los bolsillos». A raíz de esto, desde Europa se han tomado medidas. «Los paquetes de ayudas son importantes para rejuvenecer los edificios en este sentido. Tras la iniciativa europea, desde el Colegio de Arquitectos creamos una oficina de rehabilitación específica. En la web contamos con un apartado exclusivo para ello en el que avisamos de convocatorias de prestaciones e información de interés, tanto para profesionales como particulares, ya que las ayudas, al final, son para los propietarios», señala.
Además de las razones evidentes para actuar, la vocal del COAG alude a la conciencia ecológica: «Debemos empezar ya a pensar en reducir las emisiones de CO2 y en los niveles de confort de las viviendas». En cualquier caso, destaca la necesidad de contar con un profesional antes de empezar las obras: «Muchas veces las comunidades recurren a empresas para pedir presupuesto, y es preciso un estudio previo. De hecho, para solicitar estas prestaciones europeas es imprescindible contar
con un proyecto de un aparejador o arquitecto». Sobre el gasto, indica que, aunque es importante, compensa: «Por ejemplo, en un edificio de veinte viviendas, cambiar la envolvente y la caldera son unos 700.000 euros, pero con las ayudas es posible subvencionar cerca del 80 % de la inversión. A la larga se rentabiliza, ya que se disminuye
el gasto en calefacción. Con un abrigo de buena calidad, se necesita menos ropa por debajo. Pues con una buena envolvente, hay menos demanda de energía». En este sentido, Gil hace hincapié en la necesidad de sustituir las calderas de combustibles fósiles por otras con fuentes de energía renovable «como la aerotermia o la biomasa».