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Negocios que se cambian a los edificios de oficinas
A Coruña y Vigo concentran el mayor número de inmuebles habilitados para dar servicios comunes
Cada vez son más las empresas que quieren dejar atrás el teletrabajo de sus plantillas compaginando la presencia física con el trabajo híbrido. El paréntesis que supuso la pandemia de coronavirus sobre las nuevas formas de producir aun en la distancia ha servido para que muchas compañías se hayan planteado si en realidad necesitan tanto espacio para el desempeño de su actividad y dónde resultan más competitivos sus negocios. Afecta de igual modo a grandes conglomerados como a marcas más pequeñas. La tendencia pasa por la concentración de negocios en grandes espacios comunes, en los que las empresas puedan reducir costes inmobiliarios. Se trataría de la recuperación del mercado de las oficinas en edificios específicamente habilitados para ello, en los que sus inquilinos compartirían gastos y servicios, además de disponer de las infraestructuras en tecnología ajustadas a las nuevas necesidades.
Galicia no es ajena a estos movimientos y según datos del catastro inmobiliario, la comunidad cuenta con al menos medio centenar de este tipo de edificaciones. Eso sí, concentradas en las tres principales ciudades: A Coruña, Vigo y Santiago, reconoce el presidente de Fegein, Benito Iglesias. «Lo que se ha comprobado en Galicia ha sido un reciclaje de los servicios financieros, de seguros y mutuas. Con la pandemia se produjo un cambio importante en estos tres sectores. Estaban ubicados en bajos o locales a pie de calle en zonas céntricas de grandes ciudades y optaron por cerrar debido a los altos costes del alquiler para trasladarse a edificios de oficinas», señala. Otro segmento como el de las profesiones liberales también se suma a esta ola de cambios, «buscan el centro de las ciudades, pero con gastos compartidos», sostiene Iglesias.
Vigo y A Coruña acaparan en mayor medida esta concentración con el edificio de la Zona Franca, en Bouzas, o el rehabilitado Areal como mejores exponentes en la ciudad olívica. El edificio Torre de Cristal es el mejor testimonio de trabajo compartido de la urbe herculina, que con sus 18 plantas acristaladas se levanta entre los más altos de la comunidad gallega.
Se está produciendo un trasvase de inversión hacia este tipo de negocio porque resulta atractivo y rentable.
De hecho, en Galicia distintos fondos de inversión han puesto sus ojos en este apetecible mercado. «Las oficinas son un valor seguro, con poco riesgo de impagos y seguros baratos», sostiene
Profesiones liberales, la banca y los seguros comparten espacio
el presidente de Fegein, eso sí, siempre en el centro de las ciudades, la periferia no tiene atractivo.
Reagrupamiento
Este reagrupamiento de profesionales y servicios ha llamado la atención de los grandes caseros que están invirtiendo en este nicho, tanto fondos —que adquieren esos edificios de paquetes de propiedades de procedencia bancaria, a coste reducido— como inversores que quieren sacarle rentabilidad a determinadas propiedades. Personas
físicas de alta categoría que pueden permitirse sacar al mercado un edificio en propiedad para obtener beneficio.
Esta nueva corriente derivada de la pandemia también ha dejado al descubierto que muchas empresas ya no requieren tanto espacio en su cadena productiva. Desprenderse de metros cuadrados supone ahorrar costes. «Es una repetición de la crisis del 2008», señala Benito Iglesias. De ahí que resulte ya muy habitual la reubicación de compañías en naves más pequeñas.
Las empresas también se trasladan a naves más pequeñas