La Voz de Galicia (Ferrol) - Especial2
Ferrol renovó su corazón urbano
La plaza de Armas revitalizó el centro y demostró su versatilidad
El corazón de Ferrol palpita desde este año al son de un nuevo latido: el de la vida que desprende la nueva plaza de Armas, el proyecto urbanístico más importante de los últimos años. Sin escatimar polémicas, A Magdalena ya le había dicho adiós en 2019 al aparcamiento del subsuelo. Pero lo que emergió en su superficie no se desveló hasta este 2020. En mayo la plaza quedaba abierta mostrando su nueva imagen y funcionalidad, después de la inversión de 1,4 millones de euros —el 80 % financiado con los fondos europeos de la estrategia Edusi— y un año de obras bajo la lupa del permanente escrutinio ciudadano y político sobre cada detalle. Un fugaz amago de intento de cambio de nombre por el de Concepción Arenal se quedó solo en eso al inicio del año. Se irguieron los veintiún tilos americanos llegados desde Holanda, entre críticas por la especie elegida y la lejanía del vivero de procedencia. Y unos meses después, comenzaron a secarse algunas hojas, por lo que fue preciso mejorar su riego. Se pavimentó con tierra compactada la mayor parte de la superficie, y la llegada de las lluvias dejó su impronta con los primeros surcos y zonas encharcadas.
Pero la plaza reivindicó también su versatilidad. Su plano abierto y continuo facilitó nuevos itinerarios peatonales y lo convirtió en escenario idóneo para la celebración de diversidad de actos: conciertos de las fiestas de verano, actos institucionales y culturales, exposiciones o el mercado navideño que alberga actualmente.
Como nada en este 2020, Armas tampoco vivió ajena al coronavirus y sus efectos colaterales, que en la plaza tomaron forma de movilización de los sectores más afectados: desde la hostelería al de las floristerías. Y sus bancos isabelinos suplieron el cierre de las terrazas, convirtiéndose en el lugar de encuentro, con separación y mascarilla de por medio, para muchos ferrolanos.
Otro año sin presupuestos
Con la acción municipal enfocada a hacer frente a la pandemia, tanto en el ámbito asistencial como en el de seguridad y el económico, el gobierno local no fue capaz de sacar unos presupuestos para este año. Llegó a presentar en febrero, apenas tres semanas antes del primer estado de alarma, un borrador que naufragó ante el tsunami del coronavirus. Y tampoco hubo avances en cuestiones clave como el convenio de Defensa, asunto que el alcalde fijaba como una de sus prioridades, y para el que se acaba de contratar una nueva asistencia técnica para actualizar el reparto de las parcelas entre el Concello y el ministerio. Por contra, sí fructificó otro acuerdo de cesión de terrenos, aprobado en pleno en julio y actualmente en trámite por parte de Puertos del Estado, por el que el Concello recibirá 250.000 metros cuadrados de suelo en A Malata, A Cabana y Ferrol Vello.
El gobierno de Ángel Mato tuvo que seguir haciendo frente a las dificultades de un gobierno en minoría, y aunque no cesaron las críticas de la oposición, también a la gestión de la pandemia a nivel local, la gravedad de la crisis relativizó los enfrentamientos y aplicó su sordina.