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Los okupas que llamaron a la policía para pedir ayuda
La nieta de un matrimonio cuya casa fue tomada el pasado junio relató los casi increíbles hechos
«Tenemos miedo», dijeron los okupas a la Policía la noche del día 25 de junio, cuando hasta la casa de A Milagrosa se desplazó una nieta del matrimonio propietario de la vivienda, acompañada de otros familiares. Hicieron guardia hasta las 3.00 de la madrugada para evitar que las personas que habían entrado en casa de los señores, de 84 y 91 años, no se llevaran nada. Cuando la Policía los detuvo, al día siguiente, uno de ellos gritó a la familia: «Anda que no hay casas por ahí para venir a esta», en la que habían entrado después de que el matrimonio se trasladara a vivir con un hijo para pasar el confinamiento.
Esta asombrosa situación fue la vivida por una familia lucense el pasado mes de junio, al final del confinamiento nacional, cuando unas personas tomaron su vivienda tras haberse marchado a pasar el encierro domiciliario con su hijo. En apenas tres días, los transcurridos desde la última visita de la nieta, quien contó la historia, al inmueble, los okupas habían cambiado la cerradura y habían causado numerosos destrozos en el bajo y en las dos plantas de las que se compone la casa.
«Llevaba tiempo sin llorar, pero cuando entré ahí, se me caían las lágrimas», relataba la nieta. Habían descolgado los cuadros, reventado los muebles, roto marcos de fotos y recuerdos y habían metido todo en mantas, como si se lo fueran a llevar. Los propietarios tomaron todas las medidas de precaución posibles, pero fueron en vano.
El desalojo se produjo al día siguiente. Cuando la Policía procedió a detenerlos, uno de ellos les gritó a los familiares: «¡Anda que no hay casas por ahí para venir a esta!». Los arrestados, dos mujeres y tres hombres de entre 18 y 31 años, fueron acusados de un delito de robo con fuerza.