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Los 85 días que hicieron añicos años de polémicas
Las torres de O Garañón ya son historia en Lugo, después de que el Concello ejecutase subsidiariamente la demolición del edificio
Fue en el 2017 cuando Lara Méndez decidió dejar de pleitear y activar la demolición de las torres de O Garañón que ordenaban los juzgados. El edificio tristemente más popular de la ciudad y resumen, para muchos, de una época oscura. Desde ese momento comenzaron a darse pasos para tirar el inmueble, que tras entrar en concurso de acreedores su promotor, está en manos de un administrador concursal.
El Concello de Lugo, al ver que la propiedad no cumplía la orden de derribar el inmueble, decidió activarlo él mismo de forma subsidiaria. Es decir, reservó una partida de 578.000 para tirar el edificio, y pasará la factura a los titulares.
Fueron precisamente los intereses de fondo de la propiedad y los acreedores, especialmente del Banco Santander, los que fueron dilatando la demolición, puesto que interpusieron diferentes recursos
judiciales intentando frenar el derrumbe. Pero las medidas cautelares que solicitaron no fueron atendidas, y el 6 de junio la piqueta comenzó a trabajar en las torres de O Garañón.
Desde el inicio de los trabajos en la parcela hasta el 31 de agosto, fecha en la que la segunda de las torres desapareció definitivamente, transcurrieron 85 días. Casi tres meses de intervención en los que participó una «megaexcavadora» llegada desde Madrid para derribar con su brazo articulado de 45 metros de largo las zonas más elevadas de O Garañón. Metro a metro.
Desde entonces, la empresa concesionaria ha estado reponiendo la parcela a su estado original, triturando y gestionando el escombro, sembrando el césped o instalando la instalación de riego. Sucesivas tareas que se han prolongado más de lo previsto, pero que han dejado la finca de O Garañón como hacía años que no se veía. Más de una década después, la tierra vuelve a dominar en una zona despejada y privilegiada de las Costas do Parque.