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Las Caldas que se quedaron templadas
En abril abrieron al público, pero la orden de rebaja de la temperatura las ha vaciado
Las Caldas do Miño abrieron al público a finales del mes de marzo en medio de una gran expectación y de notables críticas por parte de la oposición. Comenzaron a funcionar como un oasis en el que zambullirse a entre 35 y 37 grados al aire libre, pero la calidez del agua duró un suspiro. Inspectores de sanidad de la Xunta comprobaron que el agua superaba los 36 años y dieron aviso de que así se incumplía la normativa, ya que no se trata de termas terapéuticas, sino de piscinas. Y la temperatura máxima de estas está fijada en 30 grados.
Tras enredos, acusaciones cruzadas y con la espada de Damocles del cierre pendiendo sobre la instalación, el 11 de abril el gobierno local acató la orden y rebajó la temperatura. Durante los meses de primavera y verano esto no supuso un problema. Incluso en los días de más calor, los usuarios aseguraban que era agradable meterse en el agua templada; pero la llegada del otoño y del invierno han dejado casi vacías las instalaciones, en las que se invirtieron 920.000 euros, la mayor parte provinientes de fondos europeos.
Pero las caldas, que aspiran a ser un atractivo turístico más para la ciudad y a hacer gala así del pasado romano y termal de la ciudad, se encontraron con otro susto en su corta trayectoria. En un control ordinario, a finales de mayo, se detectó en el agua una bacteria habitual en zonas húmedas y que puede provocar infecciones. El Concello, con celeridad, tomó medidas y desinfectó todo el entramado, y una semana más tarde ya estaban abiertas de nuevo. Esto activó además un cambio en el protocolo, y desde entonces un día al mes se resetean las instalaciones para asegurarse de que la calidad del
agua es óptima para el baño.
Más allá de traspiés, lo cierto es que el equipamiento destaca por su diseño e integración en el Parque do Miño y durante el buen tiempo hubo lucenses y visitantes que se convirtieron en asiduos de las siete caldas de agua caliente al aire libre a las que se puede acceder gratuitamente durante hora y media, previa reserva a través de una aplicación online.
La cuestión del mantenimiento y los gastos que genera calentar el agua y conservar el entorno han sido puestas en tela de juicio por la oposición.