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Clientes cada vez más jóvenes
La Voz se adentró en el negocio de la prostitución, recabando decenas de testimonios, e hizo una radiografía de la situación que atraviesan las mujeres prostituidas en los clubes de Galicia
La mayoría de mujeres prostituidas son latinoamericanas y tienen entre 18 y 60 años. Están en pisos y clubes, distribuidos por toda Galicia. Algunos abren ininterrumpidamente y otros, suben la persiana pasadas las seis de la tarde. Este 2023 La Voz se adentró en el negocio de la prostitución, recabando testimonios de personas que pidieron no ser identificadas.
En los locales, hay cámaras que lo graban todo e incluso plazas de aparcamiento para personas con discapacidad o sitio en el que los taxis esperan. Otros «clientes» llegan en transporte público. Muchas de las mujeres prostituidas no tienen papeles de residencia y necesitan varios años para regularizar su situación. Han aterrizado recientemente en España y la única posibilidad que tienen de trabajar gira en torno a la prostitución. Algunas dejan hijos en sus países natales y les envían dinero cuando cobran, rigurosamente.
Alcohol y drogas
Las mujeres prostituidas en clubes y pisos beben alcohol y muchas, consumen drogas. Marihuana y cocaína son algunas de las consecuencias directas. «Es nuestra vía de escape», explicaron algunas. Asusta el perfil de los clientes, que son cada vez más jóvenes. Con menos de 30 años, los hay que hacen una «parada» en el club antes de ir al gimnasio. Otros rozan los 70 y se confunden con ese estereotipo más tradicional.
En los clubes hay círculos de hombres, pero también algún solitario que elige, saca la cartera y sube a la habitación. En épocas señaladas, como es la Navidad, los clubes se llenan de multitudes que aprovechan la cena de empresa.
En los establecimientos más grandes trabajan hasta 20 chicas, pero hay pisos con dos o tres mujeres. Los clubes denotan un ambiente más hostil, mientras que hay viviendas en las que las mujeres permanecen durante años.
Solo en Lugo, se calcula que hay más de 300 mujeres prostituidas. También hay mujeres trans e incluso hombres, aunque estos últimos son una minoría. Entre todos triunfa le desinformación. Desconocen los recursos de la ciudad en la que están y no saben que pueden homologar sus estudios en España. Todo esto y mucho más las hace vulnerables. Los factores se multiplican, pero son ellas las que intentan sobrevivir a un negocio que resulta invisible para la mayor parte de la sociedad.
Las mujeres hacen «plaza» en los clubes. Permanecen en ellos 21 días, para después trasladarse al siguiente negocio. En ocasiones son los propios «gerentes» los que se encargan de elegir su siguiente destino y de acordar incluso el precio.