No hablo de los Goya
¿Qué esperan mis lectores?. ¿Qué hable de los Premios Goya? Pues ya lo he hecho y no voy a volver sobre ello. Lo dicho, dicho está y lo escrito también y los lectores de la Voz lo tienen en Hoy Corazón. Ya no digo más.
Bueno, algo, si. Los zapatos de Paz Vega eran tan altos y con tanta plataforma que no parecía ella. La falta de calcetines en los slippers de Aldo Comas, marido de Macarena Gómez, eran de difícil explicación. Los años no perdonan y las propuestas de las pasarelas no son aplicables para todas las edades, en este caso en invierno, sobre todo si se acude a cuerpo y con una bufanda, que no estola, de Miguel Marinero de renard azul, por otra parte preciosa. La camisa de esmoquin de Albert Rivera debía de ser prestada. No entiendo por qué, el que va siempre vestido de camarero, se disfrazó en esa ocasión de maitre d’hotel. Pablo Alborán llevaba un esmoquin impecable y una bonita botonadura. La parte delantera del traje de Isabel Preysler era mejor que la parte de atrás, con un escote poco favorecedor, al menos en foto y cámara.