CAYETANO MARTÍNEZ DE IRUJO
Una infancia traumática, sexo, drogas, infidelidades, malos tratos, abusos, excesos, Cienciología... El hijo de Cayetana de Alba rompe su silencio
“La cocaína me perturbó por completo”, confiesa en sus memorias el hijo de la duquesa de Alba.
NacíNací en un sitio de oro, parecía que tenía todo lo que la gente ansía para ser feliz: guapo, inteligente, rico... Pero no tenía nada. Solo una tristeza absoluta”. Así se ve Cayetano Martínez de Iru-jo. Iru-jo. Y esas son solo algunas, unas pocas, de las muchas y duras palabras con las que el hijo pequeño de la malograda duquesa de Alba ha dado forma a su autobiografía, ‘De Cayetana a Cayetano’, que acaba de ver la luz.
Un texto revelador, lleno de secretos oscuros, malos tratos, drogas, abusos, seducción, abortos, excesos, envidias, resentimiento y mucha, mucha soledad. “La soledad sería mi compañera fiel durante muchos años”, confiesa Cayetano.
Sufrió abuso sexual con solo 15 años
Un texto que descubre a un niño aterrado por unas niñeras que lo maltrataban, unos hermanos distantes y una madre ausente, a la que hoy reconoce parecerse mucho. Un niño que creció rebelde y que con solo 15 años, cuenta, se metió en la cama de la madre de la familia inglesa de acogida en la que pasaba el verano mejorando su inglés. Ella tenía 50 años. “Cuando se iba el marido a trabajar subía yo”, recuerda Cayetano, que un año después, con solo 16, inició una relación de año y medio con otra mujer mayor. “Su marido viajaba mucho y ella se quedaba sola en Madrid. Me recogía en su coche, me daba 20.000 pesetas para que pagase yo en los restaurantes a los que acudíamos. Dormíamos juntos y el lunes me llevaba al colegio”, cuenta el conde de Salvatierra. Nadie lo echaba entonces en falta en el palacio de Liria, Liria, donde siempre se sintió
solo. “Desde los 16 nadie controlaba mi vida”, dice. Años después, intentando superar en manos de terapeutas estadounidenses el trauma infantil que ha arrastrado durante años, vieron en esas dos relaciones de adolescencia claro abuso sexual a un menor que buscaba cariño, refugio y una madre. Algo que nunca encontraría.
“Mi madre y yo éramos iguales”
Distanciado de su madre, por la que jamás sintió ningún afecto, solo logró encontrarse con ella emocionalmente al final de sus días. “Éramos iguales y por eso chocamos tanto al principio. Hasta los veintitantos años, si se hubiera muerto, no me habría importado. Pero al final me eligió a mí para llevar las riendas de la Casa”, cuenta Cayetano en una entrevista en XLSemanal. De sus cinco hermanos sigue aún hoy distanciado. Siempre fue distinto, el rebelde.
“Vivía con una obsesión, seducir mujeres”
La pérdida de su padre con solo nueve años –aún asegura llorar cuando recuerda que durante una semana nadie le dijo que había muerto– marcó su vida. Al cumplir los 18, Cayetano dio rienda suelta a todos sus fantasmas y se dejó llevar al límite por la Movida madrileña. Drogas, mujeres y “noches sin final”. Así lo cuenta en ‘De Cayetana a Cayetano’. “Me acerqué al mundo de las drogas. Me perturbó por completo la coca. Vivía con una obsesión, seducir mujeres de todas las nacionalidades. Ninguna se resistía”, explica el conde de Salvatierra, que revela que durante tres meses mantuvo una relación con la infanta Elena. “La infanta necesitaba una persona
fuerte a su lado. Al parecer, yo era el elegido”, recuerda. La frase “¡Vamos a ser familia!” que el rey Juan Carlos dirigió a la duquesa de Alba en público hizo a Cayetano dar marcha atrás. “Me empecé a asustar”, ha reconocido.
Dos embarazos no deseados, solucionados
Fueron muchas otras las que se acercaron a él. “Madrid era una ciudad fascinante para un tipo solo como yo. Encontraba mujeres guapísimas, modelos que iban y venían”, cuenta Cayetano, que se cruzó aquellos años con Mar Flores a la que no cita por su nombre pero califica como “la horma de su zapato. En el peor de los sentidos. Me hizo lo mismo que yo había hecho antes a otras mujeres. Saboreé mi propia medicina”. Fue Genoveva Casanova, la madre de sus dos hijos, los gemelos Luis y Amina, la que lo llevó al altar. Tras un romance de tres semanas y cuando, asegura, había decidido romper con ella, la mexicana le dijo que estaba embarazada y decidió seguir adelante con la relación. “Esta vez no se iba a resolver como en ocasiones anteriores. Me había encontrado en una tesitura similar dos veces en el pasado, una de ellas con una chica alemana y otra con una francesa, y en ambos casos se solucionó”, escribe Cayetano. Antes de iniciar su relación con Genoveva, a la que reconoce haber sido infiel, el duque de Arjona había acudido ya a la Cienciología para curar sus adicciones y superar el trauma que arrastraba de su infancia. Cuenta en su autobiografía que le costó dos años y dos millones de pesetas apartarse de la organización.
La homosexualidad de Jesús Aguirre
En el libro, Cayetano no se olvida de Jesús Aguirre, el hombre que ocupó el lugar de su padre en el corazón de Cayetana y con el que nunca ninguno de sus hijos se entendió.“A mí me veía como un niñato loco. Me enfrentaba a él y me intentó someter”, asegura. De Aguirre recuerda como su madre le repudió tras confirmar los rumores de su homosexualidad. “Mi madre hacía oídos sordos hasta que vio algo. La avisaron, se presentó y lo vio. Lo expulsó del paraíso. Desde entonces, era un muerto viviente”, cuenta en su entrevista entrevista Cayetano.