Las claves para usar bien los fármacos
Su mal uso y su consumo excesivo nos perjudican. Para que nos ayuden contra el dolor, las infecciones y otras enfermedades hay que tomarlos solo cuando son necesarios y bajo el consejo de los profesionales de la salud
EnEn 2018 nos gastamos 10.476 millones de euros en medicamentos con receta, según datos del Instituto Nacional de Estadística, y unos 1.500 millones en fármacos sin ella, según el portal estadístico Statist. Además, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que no los tomamos correctamente.
EL MENOR TIEMPO POSIBLE
"El uso racional de los medicamentos, según la OMS, implica que el paciente recibe el medicamento adecuado a su patología en las dosis correctas y durante el tiempo necesario. La automedicación, o uso de medicamentos que no requieren receta para tratar algún síntoma menor, puede ser beneficiosa, pero no
está exenta de riesgos", explica Marival Bermejo Sanz, catedrática de Farmacia y Tecnología Farmacéutica de la Universidad Miguel Hernández de Elche y asesora de la Agencia Española de Medicamentos.
La Dra. Bermejo advierte, asimismo, de la importancia de cumplir con las pautas del médico para la toma de medicamentos: "Si un paciente
se automedica para un síntoma menor debe seguir la pauta aconsejada en el prospecto y hacerlo durante un tiempo reducido. Si no mejora, debe consultar con el médico". Respecto a los tratamientos con prescripción médica es muy importante respetar el horario de la toma (en ayunas, fuera de las comidas, comidas, después de ellas o al acostarse) para que sean eficaces y no provoquen molestias, y tomarlos el tiempo que nos indique el médico.
Ibuprofeno y paracetamol solo deben tomarse de tres a cinco días en dosis no muy elevadas
ANTIINFLAMATORIOS Y CALMANTES
El ibuprofeno –cuya estructura descubrió el químico español Antonio Ribera Blancafort en los años 60– y el paracetamol son los fármacos más utilizados para tratar el dolor, la fiebre y las inflamaciones. Hemos llegado a tomarlos tanto y en dosis tan elevadas que las autoridades sanitarias han puesto freno a su venta sin receta. Desde el mes de mayo, el ibuprofeno de más de 400 mg y el paracetamol de 1 g la necesitan. El objetivo: que se usen en la dosis adecuada. "Los antiinflamatorios y analgésicos sin receta deberían consumirse con el consejo del farmacéutico para reducir la probabilidad de efectos secundarios o interacciones con otros medicamentos consumidos por el paciente. Algunos producen efectos adversos gastrointestinales y su uso prolongado en dosis elevadas conlleva riesgos cardiovasculares, como ictus o infartos, renales y hepáticos", advierte la Dra. Bermejo. En general, se aconseja no tomarlos más de tres días en casos de fiebre ni cinco para combatir el dolor y la inflamación. Si en ese tiempo los síntomas no remiten, hay que ir al médico: pueden enmascarar otras enfermedades. Además, se aconseja tomarlos con agua, igual que el resto de medicamentos. La leche y los zumos pueden interactuar con determinados fármacos y aumentar su toxicidad o dificultar su absorción.
ANTIBIÓTICOS, LOS JUSTOS
Un estudio de 2016 del gobierno británico alertaba de que las infecciones por bacterias causarán, en 2050, más muertes
muertes por la resistencia a los antibióticos que el cáncer. ¿Y por qué las bacterias se hacen resistentes? Porque tomamos mal los antibióticos. No funcionan contra enfermedades comunes como los resfriados o la gripe (que es un virus, no una bacteria) y tan malo es tomarlos en exceso como dejar de hacerlo al notar que estamos mejor y antes de que concluya el tiempo indicado por el médico."Su abandono ante la mejoría es una causa de aparición de resistencia y el consumo sin control propicia la aparición de bacterias resistentes, que es un problema de salud pública de elevada gravedad a nivel mundial, ya que podrían aparecer bacterias para las que no exista ningún tratamiento eficaz. Cada antibiótico se receta para una infección concreta y no debería guardarse lo que sobra de un tratamiento porque puede no ser eficaz en otra ocasión", explica la Dra. Bermejo. En España, desde 2015 no se pueden comprar antibióticos sin receta médica.
Hay que seguir a rajatabla el tratamiento médico con antibióticos y no reutilizar los que nos sobren