Esa copa de más puede ser peligrosa
Siempre han sido ellos los que han bebido más. Pero en los últimos años las diferencias se acortan e, incluso, en alguna autonomía las mujeres tienen mayor ingesta de riesgo
Sucede,Sucede, por ejemplo, en el País Vasco: las jóvenes de 15 a 24 años, con un 12,4% de incidencia, superan a sus madres y triplican a sus abuelas en la toma peligrosa de alcohol, como muestra el informe ‘Panorama de Salud 2021’, del Instituto vasco de Estadística (Eustat).
CUESTIÓN DE GÉNERO
Esa evolución es aún más preocupante teniendo en cuenta que las consecuencias de las bebidas alcohólicas sobre las féminas son más devastadoras. ¿Por qué? El peso y la proporción de agua en el organismo, menores en las mujeres, tienen mucho que ver. El alcohol es absorbido sobre todo por el agua corporal, por lo que si una mujer y un hombre del mismo peso beben la misma cantidad, el nivel de alcohol en la sangre de ella es mucho mayor. Además, los estómagos femeninos contienen menos enzimas degradantes. Con el mismo consumo, el alcohol llega a su sangre mucho más rápidamente. Por lo tanto, se emborrachan también antes.
DISTINTO DESDE LA ADOLESCENCIA
Si nos remontamos a las primeras copas, las de la adolescencia, hay evidencias de que el alcohol interrumpe el desarrollo normal del cerebro en esos años. Pero, según un estudio del que se hace eco el Instituto sobre el Abuso de Alcohol y el Alcoholismo Alcoholismo de EE. UU. (NIAAA son sus siglas en inglés), las adolescentes que beben mucho muestran mayor reducción en el tamaño de áreas importantes importantes del cerebro relacionadas relacionadas con la memoria y la toma de decisiones que los adolescentes que consumen un exceso de alcohol.
DAÑO HEPÁTICO SUPERIOR
Con los años y en otros ámbitos, las diferencias siguen acumulándose. Así, en la llamada hepatitis alcohólica, inflamación del hígado por la ingesta de alcohol, ser mujer es un factor de riesgo, pues su hígado metaboliza más lentamente el alcohol. Ellas son más propensas a padecerla y tienen más números de que derive en cirrosis (su etapa final: el tejido hepático sano es reemplazado por cicatrices que interfieren con la función hepática), que no solo afecta a bebedores empedernidos.
CÁNCER DE MAMA Y DEPRESIÓN
Asimismo, se ha probado la relación entre consumo de alcohol y cáncer de pecho: las mujeres que toman una bebida al día tienen un 9% más de posibilidad de desarrollarlo que las que no beben nada, asegura el NIAAA. Y es que el alcohol altera las vías de producción de las hormonas, incluidos los estrógenos, que suelen estar implicados en el crecimiento de células cancerosas, en particular de mama; y el cortisol, que regula el estrés y cuya alteración aumenta el riesgo de ansiedad y depresión (sin alcohol mediante, la mujer ya es el doble de propensa a sufrirlas que los hombres por razones justamente hormonales y socioculturales).
Se considera beber con moderación tomar hasta 1 copa al día en el caso de las mujeres; hasta 2 en el de los hombres
OSTEOPOROSIS GALOPANTE
Por otro lado, el consumo excesivo de alcohol a largo largo plazo, en especial en la adolescencia y la juventud, también debilita los huesos, lo que aumenta el riesgo de fracturas con el paso del tiempo. A ello se suma, en el caso de las mujeres, la brutal caída de estrógenos que sufren durante la menopausia, una de cuyas consecuencias es la osteoporosis. O sea, que el riesgo de fracturas óseas en ellas acaba siendo también mayor.
UN CORAZÓN MÁS VULNERABLE
El consumo diario moderado de alcohol se considera en general beneficioso para la salud cardiovascular mientras que su consumo copioso en un tiempo corto se asocia con mayor número de ataques ataques cardíacos. En la mujer, lo moderado es una bebida al día o menos de siete a la semana; en los hombres, dos al día o menos de 14 a la semana. Por lo tanto, el peligro es más elevado para ellas con la misma cantidad de alcohol consumido. En las que toman más de 2 bebidas diarias, las probabilidades de sufrir hipertensión se duplican.