Alba, la niña que ha dado sentido a su vida
Ahogada económicamente por su ex, que nunca la ayudó, dejó que su niña se fuera con su padre para que pudiera tener una vida mejor
“Lo podía haber hecho mejor como madre, pero el resultado ha sido bueno. Mi hija es una persona maravillosa”
ElEl 15 de abril de 1984, a las tres y media de la tarde, la vida de Mila Ximénez cambió para siempre. La periodista daba a luz en la clínica Santa Elena de Torremolinos (Málaga) a una preciosa niña que pesó 3,6 kg y a la que Mila y Manolo Santana pusieron el nombre de Alba. “Estamos muy contentos. Ha sido una niña, como queríamos los dos”, contaba Mila feliz a LECTURAS.
PROBLEMAS ECONÓMICOS
La pequeña Alba se convirtió pronto en el centro de la vida de Mila, que era feliz al lado de su niña. Aquella felicidad duró apenas dos años. Mila adoraba a su niña, pero la vida al lado de Manolo Santana en Marbella era un infierno. Mila no quería seguir con una vida que no la llenaba. Se separó de Santana y se quedó con su niña; pero pronto todo su mundo se derrumbó. Su ex, que nunca la ayudó, la ahogaba económicamente, y, alejada del tenista, todas las puertas que profesionalmente se le habían abierto se cerraron. “Lo vendí todo: muebles, joyas... Me quedé solo con dos pantalo
Tras dar a luz a Alba, Mila recibió una llamada del entonces rey Juan Carlos I para felicitarla
“Con el pasado estoy tranquila; además, se lo debo a Alba. En la relación que tenga ella con su padre yo no tengo que intervenir”
nes”, recordaría. Alba vivió con su madre hasta los seis años, luego vivió un tiempo con su padre, iba y venía, pero cuando su niña cumplió 12 años Mila, con todo el dolor de su corazón, se vio obligada a realizar el mayor acto de amor que pueda hacer una madre: dejó que su hija se fuera con su padre para darle un futuro mejor.
AMOR INCONDICIONAL
“Mi peor temporada fue el día que tuve que decir a mi hija Alba que ya no iba a volver nunca a aquella casa. Yo ya no podía vender más cosas cosas y ya no tenía más fondo fondo para vivir. No podía hacer otra cosa, mi hija necesitaba necesitaba estudiar fuera, era muy caro”, contó. “El sacrificio que hizo mi madre me marcó de por vida. Tomó la decisión de que me fuera con mi padre para que pudiera vivir mejor”, ha contado Alba, convertida
“Mi peor temporada fue el día que tuve que decir a mi hija que no volvería a casa”
ya en madre de dos niños. “Me gustaría parecerme a mi madre en la libertad con mis hijos, en poder contarnos las cosas abiertamente”, ha dicho Alba orgullosa de su madre. La joven, que tiene hoy 37 años, ha formado su propia familia. Casada