Buenos modales
El elitismo neoburgués seduce en las pasarelas con su sobriedad en una apuesta firme por la elegancia clásica.
Llega una temporada marcada por la discreción, la corrección y la elegancia contenida. Una oleada conservadora que contrasta f rontalmente con las últimas colecciones marcadas por el exceso, las influencias juveniles y el auge de lo deportivo. La moda se polariza y, en la continua expansión de sus dominios, encuentra nuevas inspiraciones en la burguesía de finales de la década de los 70 y principios de los 80. Concretamente, en la estética de las familias pudientes de la Rive Gauche de París, con su clase y buenos modales. Esas que se definen, entre otras cosas, por pertenecer a un club -en su sentido más metafórico-, exhibir un gusto refinado y hacer gala de un lujo silencioso, sin excesos.
Así, el clasicismo y el chic pulido de la estética burguesa ha inspirado especialmente a Céline, pero también se ha visualizado en las propuestas de Burberry, Max Mara, Michael Kors, Victoria Beckham y hasta Gucci, que ha rebajado el tono -no la formade las anteriores colecciones para seducir a su manera a esa hornada de jóvenes seguidores de todos los dictámenes de Alessandro Michele. En el armario de este estilo refinado no faltan las chaquetas sobre los hombros, los abrigos de grandes solapas, las gabardinas clásicas, las blusas con mangas abullonadas, las faldas plisadas, los suéteres y las botas hasta las rodillas. Los accesorios juegan un papel destacado: collares de perlas, pañuelos de seda, largas bufandas estampadas, sombreros o bolsos de piel de cocodrilo forman parte del fondo de armario de una chica (o señora) bien.
Iconos de ayer
El estilo de la burguesía francesa elimina los límites entre lo masculino y lo femenino con propuestas que hacen gala de la corrección estética a través de prendas clásicas como el traje chaqueta, las blusas con lazada o los pantalones con pinzas de corte recto. Iconos de moda como Lauren Bacall, Marlene Dietrich, Catherine Deneuve, Carole Bouquet y hasta Diana de Gales resurgen con fuerza en este imaginario que rescata el encanto discreto del pasado.