Marta Rota: “La mujer Tot-hom siempre se ve guapa”
Matra Rota, con sus hijas, Alejandra y Andrea
La firma española vuelve a hacer gala de su exquisito saber hacer en el desfile ready-to-wear de la actual colección de otoño-invierno 19/20, presentada en Barcelona y Madrid.
Maria Almenar/
Los desfiles de Tot-hom siempre levantan expectativa, no tanto por la espectacularidad de la puesta en escena, sino por la sorpresa que despierta entre las clientas contemplar in situ, las nuevas propuestas de día y de noche que van a querer tener en sus elegantes armarios de temporada. Representa un juego emocional donde se funden la tradición artesana y los minuciosos detalles de los que hace gala la firma barcelonesa con los anhelos de sus exclusivas compradoras. “Me halaga que las clientas me digan que se sienten identificadas con el vestido que les diseño”, explicaba Marta Rota, impulsora de Tot-hom en el backstage del desfile en Barcelona. Y añadía: “Me debo a todas ellas”. Y es que la máxima de Tot-hom es, ante todo, explorar la belleza femenina a través de vestidos que saquen la mejor versión de cada persona. “Pienso que la moda tiene que favorecer. Por eso, la misión que me planteo cada temporada es conseguir realzar la belleza de cada mujer”. Un objetivo que consigue con creces: “Creo que la mujer Tot-hom siempre se ve guapa, porque se siente cómoda y segura con los diseños”, afirmaba Marta Rota.
El nuevo british
Esta colección, que conmemora los 50 años de la firma barcelonesa, revisa los clásicos de espíritu británico con aires renovados. De día, Tot-hom propone looks elaborados con piezas de cuadros tartán y estampados de tradición inglesa con chaquetas sastre y prendas de abrigo de línea trench y gabán cortos. El pantalón se vuelve imprescindible en todas sus versiones: con pinzas, ancho o de pitillo, así como las faldas midi con plisados o volantes y las botas altas. La gama de colores juega en terreno neutral con presencia de grises, azules marinos, beiges y la gama de caquis. De noche, el registro da un giro de 360 grados para envolverse de lentejuelas y brillos con plisados, volantes y plumas aplicados en muselinas, sedas y crepes de lana. La paleta cromática explora el lado más atrevido, introduciendo colores vivos como el morado, el rojo y el verde botella, con vestidos de exuberantes estampados étnicos.
Arropando los desfiles también se exhibieron una quincena de vestidos vintage, los modelos más célebres que copan el medio siglo de vida de Tot-hom. La clave de esta supervivencia nos la recordaba Marta Rota después del desfile: “Trabajar muchísimo y estar enamorada del oficio. A mí me entusiasma todo lo que hago y esto es una gran suerte”. Una pasión que se transmite y se contagia.