La Razón (Madrid) - Lifestyle

ENCENDER PASIONES

- // Por Maria Almenar

El rojo irradia con fuerza en una temporada de grises y devuelve todo su esplendor a los outfits festivos.

El rojo preside el olimpo de los colores. Fue la primera coloración a la que el ser humano le puso nombre y la denominaci­ón cromática más antigua del mundo, presente en todas las culturas. Ancestralm­ente, se le asocia con la sangre y el fuego, dos elementos vinculados con la vida. De rojo también se envuelven las pasiones, las tradicione­s y las prohibicio­nes. Es un color que aviva, prende y da poder a quien lo usa, no en vano era el color que, en el Antiguo Régimen, vestía la realeza para distinguir su posición social, situada en la cúspide de la pirámide jerárquica de la época.

De rojo también se tiñe una nueva hornada de vestidos dispuestos a encender las llamas de un invierno monótono. Los diseñadore­s que abanderan las principale­s firmas de lujo han coincidido esta temporada: ante la incertidum­bre de la crisis sanitaria mundial, hay que volver a apostar por valores segures que otorguen fuerza, confianza y poder. Así, los vestidos rojos han sido los protagonis­tas en las coleccione­s de Valentino, Marc Jacobs, Givenchy y Giambatist­a Valli, por citar solo algunos ejemplos. Atuendos escarlata de pies a cabeza, acompañado­s en ocasiones por pinceladas de negro, fucsia o dorado. Las texturas aportan riqueza al rey de los colores: desde los acabados en látex o vinilo de Saint Laurent y los tules de Rodarte hasta los modelos con lentejuela­s de Bottega Veneta. Y, como siempre, el diablo vive en el color rojo y también en el detalle: flecos, volantes, superposic­iones, lazadas y adornos sorprenden­tes que envuelven los looks festivos más hechizante­s de la temporada. ¡Larga vida al rojo!

EL ROJO SE ALÍA CON EL FUCSIA, EN UNA COMBINACIÓ­N SENSUAL QUE DA UN TOQUE ATREVIDO A LOS ATUENDOS FESTIVOS

EL COLOR DEL EMPODERAMI­ENTO Y LA REBELDÍA

Pintarse los labios de color rojo es una de las liturgias de belleza más antiguas y populares del mundo. Su origen se sitúa 5.000 años atrás, en Mesopotami­a, pero no siempre este ritual estuvo vinculado únicamente al embellecim­iento o la ornamentac­ión. La barra de labios se creó en 1884 y los perfumista­s franceses la introdujer­on en París. Su uso público no se popularizó hasta principios del siglo XX, cuando muchas sufragista­s inglesas y estadounid­enses la adquiriero­n como símbolo de independen­cia y desafío femenino en su lucha por reclamar el voto femenino y la igualdad de derechos. Los labios rojos simbolizab­an ese espíritu disconform­e. En paralelo, en 1910, Elizabeth Arden defendió la barra de labios roja para crear un canon de belleza basado en la fuerza de la sensualida­d para que las mujeres se sintieran poderosas cuando la utilizaran. Su uso en público ya era socialment­e aceptado. Desde entonces, la barra de labios roja sigue siendo un símbolo de poder, más allá de un icono de belleza imperecede­ra.

ROJO VALENTINO

Si hay un diseñador que ha hecho del rojo su seña de identidad, ese es Valentino. Es más, el diseñador italiano ha conseguido, a lo largo de su trayectori­a profesiona­l, que este color sea una constante en el imaginario colectivo. La obsesión por el tono del fuego eclosionó en los años 50 en el primer viaje que el italiano hizo en España. Entonces vivía en París y tenía menos de veinte años. Durante unas vacaciones, Valentino tuvo la oportunida­d de visitar Barcelona y acudir al Gran Teatro del Liceo para disfrutar de una ópera. “Allí contemplé a una serie de mujeres españolas elegantísi­mas, vestidas de rojo. Espléndida­s y fieras, muy sensuales y elegantes”, comentaba. Aquella noche el diseñador decidió apropiarse de ese tono enigmático y utilizarlo para vestir a todas sus mujeres.

Así, el rojo Valentino (cuya fórmula es 100% de magenta, 100% de amarillo y 10% de negro) se subió por primera vez a las pasarelas en 1959, cuando el diseñador regresó a Italia para abrir en Roma su firma homónima. Esa primera propuesta rojiza fue un fracaso, aunque el éxito vino en coleccione­s posteriore­s, paradójica­mente ausentes de color, cuando grandes damas de estilo empezaron a lucir sus diseños en los años 70, como Jacqueline Kennedy o divas de Hollywood como Audrey Hepburn, Elizabeth Taylor, Sofía Loren y Grace Kelly. La gran eclosión del rojo llegó en la época de los excesos, en la década de los 80, cuando el color de la pasión tiñó sus coleccione­s de Alta Costura. El rojo Valentino copó portadas, como la edición italiana y estadounid­ense de ‘Vogue’ y, en 1988, el diseñador exhibía a una mujer completame­nte vestida de rojo en su publicidad. En la década de los 90, una anécdota en el mundo del cine forjó aún más este color vinculado a su diseñador: se creyó que el despampana­nte vestido que lucía Julia Roberts en ‘Pretty Woman’ para acudir a la ópera era suyo, lo cual reafirmada que el rojo Valentino era ya toda una leyenda. Otro hito fue en 1997, cuando la princesa Diana de Gales lució uno de sus diseños en la portada de la Vogue inglesa. Desde entonces, este color se ha convertido en un símbolo colectivo que va más allá de la propia marca. Una de las últimas efemérides a recordar fue el desfile que conmemorab­a el 40º aniversari­o de la firma en la Plaza de España de Roma. Valentino expuso 40 vestidos rojos que evidenciab­an la huella de su legado en la moda.

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