El club de la risa
Hay muchos y buenos motivos para tomárselo todo con más humor. Reír alarga la vida, quema calorías, tonifica los músculos, relaja, mejora el ánimo y promueve la salud. ¿Se puede pedir más?
LaLa risa es la única emoción libre, la única que no se puede imponer”, sirvan estas palabras del discurso de la escritora Gloria Steinem, premio Princesa de Asturias de la Comunicación 2021, para introducirnos en una de las manifestaciones básicas, y más positivas, del sentir humano. Aunque en los últimos tiempos, la pandemia y las mascarillas nos hayan borrado la sonrisa del rostro, hay muchos motivos por los que deberíamos reír, incluso si no apetece. La risa es fácil (si nos lo proponemos), gratis y contagiosa. Desde la carcajada hasta una leve sonrisa tienen grandes beneficios para el organismo, así lo evidencia la ciencia que estudia este fenómeno, la gelotología. Esta disciplina, creada por el psiquiatra William F. Fry en la Universidad de Stanford a mediados de los sesenta, estudia los efectos de la risa en los procesos corporales. Unos efectos que cuanto más se sabe de ellos más fascinantes resultan. La capacidad de reír y sonreír nos viene de serie. Lo hacemos desde los primeros meses de vida, pero a medida que crecemos se nos van quitando las ganas. Un niño ríe en torno a 400 veces al día, los adultos difícilmente llegamos a las 20 diarias. Posiblemente nos falten motivos, pero la risa, sea auténtica o simulada, ejerce una influencia muy positiva en el cuerpo y la mente. De ahí, que hayan surgido técnicas como la risoterapia o el yoga de la risa que fomentan este gesto aunque no haya una razón divertida que la desencadene.
Fuente de bienestar.
Lo sabemos y lo vivimos: cuando nos reímos nos sentimos mejor; y la investigación ha demostrado el cómo y el porqué. Al reír activamos los músculos de las mejillas (cigomáticos) que estimulan áreas del cerebro relacionadas con la recompensa, la satisfacción y el placer. De esta forma, al realizar este gesto el cerebro interpreta que nos sentimos bien, libera endorfinas y rebaja los niveles de cortisol. Y en estas, las endorfinas, está el quid de la cuestión porque tienen un efecto similar a los opiáceos, provocando bienestar y reduciendo notablemente el estrés. Y no solo alivia la carga mental, favoreciendo una actitud positiva ante situaciones difíciles, sino que promueve el bienestar físico, ya que suaviza la tensión corporal y relaja los músculos. “Sonreír seguido de reír libera presión a corto plazo, armoniza emocionalmente a medio plazo y solidifica un estado de bienestar a largo plazo”, explica Alicia Aradilla, socióloga experta en neurolingüística.
Complemento deportivo.
La risa es un excelente ejercicio físico sin riesgo de lesión y apto para todas las edades. No es broma. Cuando reímos, movilizamos más de 400 músculos, de la cara al bajo vientre, así como brazos, cuello y, por supuesto, los de la caja torácica. Cuanto más intensa es la risa, más los ejercitamos, incluso hasta los de las piernas o los pies. Una buena carcajada es un gran complemento a la sesión del gym para tonificar los oblicuos internos y trabajar los abdominales sin apenas esfuerzo. Según los estudios realizados en este terreno, 15 minutos de risa queman unas 40 calorías. No es demasiado, pero todo suma. Si en vez de optar por una película de terror, elegimos una comedia, estaremos durante hora y media fortaleciendo nuestra musculatura, con un gasto calórico similar a media hora de bici o 20 minutos de remo. Además, un estudio de la Universidad
Desde la carcajada hasta una leve sonrisa tienen grandes beneficios para el organismo, así lo evidencia la ciencia que estudia este fenómeno, la gelotología
Estatal de Georgia reveló que reír, incluso de forma simulada, en una sesión de fitness ayudó a mejorar la resistencia aeróbica.
Un remedio saludable.
La risa es también una excelente medicina sin efecto secundarios, con propiedades analgésicas y mejoras en la longevidad y la salud cardiovascular. Al desencadenar la producción de endorfinas, no solo reduce el estrés, sino que también mitiga la percepción del dolor. De hecho, 15 minutos de risa mejoran en un 10 % la tolerancia al malestar. Asimismo, según la Harvard Medical School, “la risa también parece ir más allá del estómago y el cerebro: las arterias responden a ella de manera saludable que podría mejorar el flujo sanguíneo y la salud a largo plazo” y refiere un estudio realizado por el cardiólogo Michael Miller, de la Universidad de Maryland, que demostró beneficios en la función de las arterias en individuos tras ver una comedia. Se ha comprobado: reír ralentiza el ritmo cardíaco y baja la presión arterial. Igualmente, posee un efecto beneficioso en el sistema respiratorio, ya que las exhalaciones profundas que la acompañan favorecen una mayor ventilación y limpieza de los pulmones así como una mejor oxigenación de todo el organismo. Y unas células bien oxigenadas contribuyen a un mejor sistema inmunitario.
No pongas cara de póker.
Cualquier gesto repetido que hagamos provoca arrugas y estas van a delatar si una persona es risueña o tiene un carácter irascible. Van ligadas a las emociones. No reír por temor a marcar las patas de gallo o al surco nasogeniano no es una opción. Primero, porque son parte del proceso inexorable del envejecimiento cutáneo; y segundo, porque la risa es una emoción espontánea. Desde la cosmética hasta la medicina estética hay opciones para prevenir, paliar o combatir unas arrugas precoces. precoces. Las cremas con retinol, el activo antiarrugas por excelencia, y las fórmulas hidratantes, que mejoran la elasticidad cutánea que se va perdiendo con el tiempo, son ese gesto diario con efectos a largo plazo. Por su parte, los institutos de belleza cuentan con un amplio abanico de protocolos que combinan cosmética, masaje y aparatología para tratar las arrugas; mientras que la medicina estética las aborda principalmente con la aplicación de toxina botulínica, para paralizar los músculos; rellenándolas, con ácido hialurónico habitualmente; o borrándolas, literalmente, mediante el uso de peelings o láser. Asimismo, introducir unos minutos de yoga facial en la rutina de cuidado diario permite prevenir las arrugas prematuras y mejorar las ya instaladas. Se trata de una técnica de automasaje y sencillos ejercicios que trabajan y refuerzan la musculatura del rostro. Arrugas aparte, sonreír y reír con frecuencia es una muestra de jovialidad que nos hace parecer más enérgicos, y en consecuencia, más jóvenes. Y eso también cuenta.
Herramienta de socialización.
La risa es una poderosa arma de comunicación y relación interpersonal. “Las personas que sonríen son percibidas más atractivas seductoras y amables. Rodearse de personas sonrientes genera la percepción de saber elegir bien su círculo social”, explica la socióloga Alicia Aradilla. “Es también un nexo comunicativo fundamental, entre frases, como final de una conversación o como inicio de una comunicación”. De hecho, refiere esta experta, en las comunicaciones profesionales –presentaciones, charlas– adquiere especial relevancia para rebajar tensión ambiental y es una herramienta altamente eficiente para resolver situaciones de conflicto. Incluso, aunque no se vea, una sonrisa se siente. Bien lo saben las empresas que se dedican a actividades de atención telefónica. Y es que aunque la boca es el eje sobre el que gravita la sonrisa, hay otros elementos que forman parte de ella y de lo que posiblemente no éramos conscientes y que este largo año de mascarillas nos ha revelado: también sonreímos con la mirada. En definitiva, concluye Aradilla, “la sonrisa es la sal que adereza las palabras”.
Asimismo, la risa es una manifestación contagiosa, que no solo ayuda a destensar el ambiente, sino que contribuye a generar un sentimiento de complicidad, cooperación y comunidad. Es más, según una publicación de Harvard Bussiness Review, reírse, incluso a carcajada limpia, en la oficina, ese lugar donde se supone que debemos ser más serios, aumenta la productividad y puede hacer, además, que las personas parezcan más competentes. Por inoportuno o incluso irresponsable que pueda parecer, expone, “los beneficios superan con creces los riesgos”. En definitiva, nunca es tarde para aprender a desarrollar el sentido del humor. Empieza por sonreír más, no te tomes demasiado en serio, ríete de tus propios errores e intenta no ir por la vida a la defensiva.