MARTA MORENO: “Es un privilegio formar parte de una de las compañías que está ayudando a la humanidad en la lucha contra el virus”
Encabezar un trabajo destinado a solventar una de las mayores crisis sanitarias de nuestra era no es fácil, pero ellos pueden estar seguros de haber sabido afrontar los retos que se les presentaban con solvencia. Marta Moreno está al frente de la dirección de Asuntos Corporativos y Acceso al mercado de Astrazeneca, una farmacéutica cuyo nombre seguro que no olvidarán ninguna de las tres generaciones que han vivido y sufrido la pandemia y que se han vacunado gracias a un hito científico sin parangón.
ElEl coronavirus ha hecho que conozcamos mejor el trabajo de Astrazeneca. ¿Cómo ha sido desarrollar una de las vacunas que nos acercan a esta ‘nueva normalidad’? El sentimiento generalizado de todos los que formamos parte de la compañía es de gran satisfacción por sentir que estamos formando parte de la solución a una crisis sanitaria sin precedentes y que todos los esfuerzos están mereciendo la pena. Los riesgos asumidos, la incertidumbre, las largas jornadas de trabajo… todo se ve recompensado cada vez que vemos que la sociedad da un paso adelante hacia esta ‘nueva normalidad’. Aunque todavía es pronto para decir que tenemos la pandemia bajo control y aún quedan muchos retos, como la vacunación a nivel mundial, creo que la contribución de nuestros esfuerzos es palpable, y estamos comprometidos a seguir avanzando.
En estos casi dos años de pandemia, hemos escuchado testimonios de diversos ámbitos, pero pocos de cómo se ha vivido dentro de la industria farmacéutica. Ha tenido que ser una carrera a contrarreloj…
Absolutamente. Desde el primer momento, Astrazeneca tuvo muy claro que quería contribuir y, sin ser una compañía especializada en el desarrollo de vacunas, tomó la determinación de apostar por la colaboración con la Universidad de Oxford para crear una segura y eficaz ante una enfermedad nueva y prácticamente desconocida en el menor tiempo posible. Aceptó el desafío sin dudar, asumiendo además que tendría que hacer frente a una producción a escala mundial también en tiempo récord,
y se comprometió a hacerlo sin ánimo de lucro. Ha sido un camino arriesgado, difícil y a contrarreloj, pero, gracias al afán y a la alta calidad de los equipos, hemos logrado hacer realidad nuestra vacuna, que hoy es la que llega a más países y la más accesible. Pero nuestra labor no se detiene, también estamos trabajando para ofrecer opciones terapéuticas para proteger a aquellas personas con el sistema inmunitario comprometido o que no generan suficientes anticuerpos frente a la COVID-19.
A nivel personal, ¿cómo has vivido este periodo histórico?
Para todos ha sido una situación sin precedentes, por lo que hemos tenido que adaptarnos a las circunstancias cambiantes a tiempo real. A nivel profesional, tenemos la responsabilidad de estar alerta de los posibles desafíos, y la pandemia entró en nuestra ecuación desde el primer momento. Aunque la información que nos llegaba muchas veces era incompleta, todos los que formamos parte del ecosistema sanitario hemos dirigido nuestros esfuerzos a conocer al virus para encontrar las formas de combatirlo, siempre desde la colaboración. Y durante este tiempo, cada uno teníamos que compaginar ese trabajo desde nuestras casas con nuestra situación personal y familiar, conviviendo con la incertidumbre del contexto y la resiliencia necesaria para seguir adelante. En mi caso, siempre digo que fueron meses de trabajo 24/7, y en algunos momentos fue realmente complicado ser capaz de separar la vida personal y la familiar. Por suerte, mi familia supuso un gran apoyo y creo que al final supimos comprendernos, adaptarnos y respetar el espacio de cada uno.
Esa coordinación entre lo público y lo privado ha dado lugar a un hito científico. ¿Crees que esto ha cambiado la visión que tenemos los usuarios de su trabajo?
La crisis del coronavirus ha situado a la industria farmacéutica en el punto de mira a todos los niveles y, probablemente, haya contribuido a que la población general tenga un mayor conocimiento del trabajo que hay detrás del desarrollo de un nuevo tratamiento y de todas las fases del proceso, desde el laboratorio hasta que el medicamento llega al paciente. En una crisis tan difícil como esta, creo que la sociedad ha sido muy exigente, pero a la vez muy empática con los que hemos formado parte de la respuesta a la pandemia. Y, al final, esto nos ha ofrecido la oportunidad de poner en valor el papel destacado que desempeña la industria para hacer frente a los grandes retos sanitarios y la importancia de colaborar para proteger la salud mundial.
Aunque el conocimiento generalizado haya aumentado, sigue habiendo algunos mitos en torno a su labor. ¿Hay alguno que se repita?
La desinformación en torno al coronavirus, la infodemia, de cuyos riesgos ha alertado la propia OMS, ha sido una constante desde que comenzaron los primeros casos y se ha ido manteniendo a lo largo de la campaña de vacunación. Han sido numerosas las noticias falsas y las afirmaciones sin fundamento, pero, afortunadamente, las autoridades sanitarias y los expertos competentes han estado ahí para evitar que estos bulos hayan tenido un impacto significativo. Y España, en ese sentido, es un gran ejemplo. Prueba de ello es que somos uno de los países con más alta tasa de vacunación.
¿Cómo se plantea Astrazeneca la etapa pos-covid19?
Todavía nos queda mucho por hacer en cuanto a vacunación, porque esta crisis no terminará hasta que la inmunización llegue a todo el mundo. Esta es una pandemia global que no entiende de fronteras. Por eso hemos hecho extensivo nuestro compromiso a las autoridades y gobiernos para unirnos en las metas que ha fijado la OMS de tener al 70 % de la población mundial inmunizada a mediados de 2022. Pero más allá de la COVID-19, en Astrazeneca seguimos trabajando para aportar nuevas soluciones para hacer frente a otros grandes retos sanitarios, como el cáncer, una pandemia silenciosa que cada año afecta a cerca de 20 millones de personas en el mundo y mata a 10. También contribuiremos en la lucha contra las enfermedades respiratorias que tanto están creciendo, y potenciaremos una de nuestras áreas más destacadas, la de cardiovascular, renal y metabolismo.
¿Imaginaste alguna vez estar en una posición como esta en una situación tan compleja?
Nadie podría haber imaginado que tendríamos que vivir algo así, y desde luego, una pandemia no es el tipo de crisis que piensas que tendrás que atravesar cuando te preparas para desarrollarte dentro de la industria. Pero con todo, para mí está siendo un privilegio formar parte de una de las compañías que están contribu yendo a ayudar a la humanidad en la lucha contra el virus. Me siento muy orgullosa de todo lo que estamos logrando, y tengo la seguridad de que estamos haciendo el trabajo adecuado.
Llevas desde principios de este año en Astrazeneca, pero has desarrollado toda tu carrera en la industria farmacéutica.
Ha sido un viaje largo e intenso. La industria ha evolucionado de forma fascinante en las últimas décadas. Hemos asistido a la llegada de innovaciones que han transformado la forma de tratar a los pacientes: la biomedicina molecular y la genómica, tecnologías como el big data o la IA… Haber formado parte de la industria desde el principio, cuando todavía teníamos un modelo basado en la química funcional, me ha aportado una visión global. También la agilidad y flexibilidad para crecer en un sector tan cambiante y contribuir a que todas las innovaciones sigan llegando a los pacientes de forma homogénea, eficiente y sostenible.
¿Cómo vea hoy esa trayectoria? ¿Cómo te organizas en el día a día para equilibrar lo profesional y lo personal?
No creo que haya una fórmula mágica, pero hay algunos elementos que no pueden faltar, y el más importante es el compromiso. Conmigo misma, con mi familia, con mi trabajo. Nunca dejo de lado ninguno de los tres. Y para llegar a todo, otro valor fundamental es el trabajo en equipo: sumar esfuerzos y compartir responsabilidades.
¿Sigue habiendo desigualdad de género a la hora de conciliar?
Como mujer, como madre y como profesional, he tenido que hacer, naturalmente, muchos esfuerzos, aprender a priorizar y a veces improvisar para mantener el equilibrio y no descuidar ninguna de las parcelas de mi vida. Afortunadamente, la industria farmacéutica es un sector bastante adelantado en cuanto a igualdad de género. Cada vez se están implementando más medidas para incentivar el talento femenino y, actualmente, tenemos uno de los índices más altos en cuanto a empleo femenino dentro del tejido productivo español: dos de cada tres puestos en I+D son desempeñados por mujeres. También estamos a la cabeza en la presencia de mujeres en puestos directivos. De hecho, un 49% de los cargos directivos somos mujeres en Astrazeneca.
En esa parte del compromiso con una misma entra tu pasión por el deporte.
Para mí el deporte es una fuente de energía física e inspiración mental. Los valores del deporte se pueden trasladar a todas las esferas de la vida, el trabajo en equipo y el compromiso son fundamentales, pero también la superación y el esfuerzo. Por eso intento encontrar mis momentos, por pequeños que sean. Me encanta el deporte de montaña y tengo la suerte de vivir cerca de la naturaleza, así que no me resulta complicado encontrar huecos para
disfrutarlo.
¿Qué aprendizajes has sacado a nivel personal de la pandemia?
El convencimiento de que la colaboración es la única vía que existe para avanzar. Me ha hecho tomar verdadera conciencia de que vivimos en un mundo completamente globalizado en el que todos estamos interconectados. Debemos ser capaces de aprovechar esta circunstancia para trabajar unidos en la cocreación de grandes cosas y garantizar nuestra sostenibilidad a largo plazo.
La crisis del coronavirus ha contribuido a que la población tenga un mayor conocimiento del trabajo que hay detrás del desarrollo de un nuevo tratamiento Gracias al afán y la alta calidad de los equipos, hemos logrado hacer realidad nuestra vacuna, que hoy es la que llega a más países y la más accesible