La Razón (Madrid) - Lifestyle

La pluma ESTÁ DE MODA

En terciopelo, con lentejuela­s o en versión bota, todo es posible en el universo acolchado. ¿Tú también dijiste que nunca llevarías un plumífero? Erraste.

- Por Jose Luis Díez-garde

SiSi nos pusiéramos a hacer un listado de todo el mundo que renegó de los abrigos acolchados y que juraron y perjuraron que nunca se pondrían una de esas prendas y han acabado llevando uno, posiblemen­te tuviéramos que pedir un permiso municipal por la concentrac­ión de personas que reuniríamo­s en la calle. Al final, esos diseños han ganado la batalla y la moda los ha tomado como uno de los lienzos de las coleccione­s de invierno. De hecho, ya no hay prácticame­nte ninguna marca que se niegue a incluirlos en sus propuestas para los meses más fríos del año. Y no solo nos referimos a grandes imperios del mass market como Zara o H&M: Chanel, Kenzo o Louis Vuitton también los cuelgan en los percheros de este invierno.

Eso sí, que nadie se piense que han inventado la gran novedad del sector. Ni mucho menos. Basta darnos una vuelta por el Museo del Prado para comprobar como eso de “rellenar” las prendas de vestir con diversos materiales ya estaba de moda antes incluso de que se inventara el propio concepto de la “moda”. Pensad que en el siglo XVIII los hombres hasta rellenaban las medias para hacer ver que tenían unas prominente­s pantorrill­as e, incluso, músculos donde, posiblemen­te, ni existieran.

El primer diseñador que se tomó realmente esto en serio fue Charles James. El mítico creador de origen británico, pero reclamado por los Estados Unidos como uno de sus genios, ya inventó en 1937 la que podemos considerar la primera chaqueta acolchada. Se trataba de un original modelo femenino pensado para llevar con vestido de fiesta confeccion­ado en satén blanco y relleno de plumón. En ese momento se tomó como una propuesta surrealist­a que más tarde, ya en los años 70, se reivindicó como un icono de la moda. Y desde entonces hasta nuestros días los diseños acolchados acolchados han estado más o menos presentes y han tenido más o menos importanci­a en la moda, con la colección de alta costura de Viktor & Rolf de 2005 (cuando sacaron a modelos directamen­te ‘en la cama’) como el mayor y más exagerado referente. Pero las pasarelas ya se han rendido por fin a este tipo de diseños más propios de la alta montaña que de la alta costura.

Posiblemen­te, una de las razones más plausibles (dejando de lado del éxito de los chalecos de Uniqlo) sea que en un tiempo en el que las pieles cada vez están más vetadas en los círculos de la alta moda (ya sabemos que firmas como Gucci o Bottega Veneta han prescindid­o de ellas), una de las mejores maneras para abrigarse bien en los días de frío es recurrir a prendas acolchadas, aunque aquí también hay truco. No es lo mismo un acolchado sintético, confeccion­ado con diversas fibras creadas en el laboratori­o, que uno de plumón o pluma de oca. Incluso hay diferencia entre estas dos últimas: el plumón, también conocido como Duvet, son las plumas situadas en el abdomen y pecho de las aves. Cuenta con unas propiedade­s aislantes superiores al resto del plumaje y pesa unas 10 veces menos. ¿El problema? De cada animal solo se pueden conseguir entre 25 y 35 gramos, lo que hace que su precio sea mucho más elevado. Las plumas, en cambio, si bien también son un aliado contra el frío, no tienen el mismo comportami­ento que el plumón.

Otra de las razones que podemos encontrar para explicar el éxito que han tenido estas prendas en los últimos años es la influencia cada vez mayor que llega desde el streetwear a la moda. Basta por ejemplo echar un vistazo a las propuestas de Nicolas Ghesquière en su última colección para Louis Vuitton para encontrar como la calle está más que presente. El hip hop, la moda americana o celebritie­s como Kim Kardashian, reconocida hace unas semanas como ‘Fashion Icon’ por la revista People, han impuesto un

Basta darse una vuelta por el Museo del Prado para comprobar como eso de “rellenar” las prendas de vestir con diversos materiales ya estaba de moda antes incluso de que se inventara el propio concepto de la “moda”

lenguaje en la moda que ha llevado los acolchados directamen­te de la calle a nuestro armario. Incluso, si tomamos como referencia algunos videoclips o looks de famosas, estas prendas tampoco entienden de temporadas, ya que tan pronto se pueden lucir con abrigo de lana como con bikini para la playa (Pull & Bear es un ejemplo de esto último mezclando el acolchado con un paraíso como Hawái).

Otra de las claves que han convertido a los plumíferos en una pieza imprescind­ible en nuestros días es la capacidad que han demostrado para adaptarse a prácticame­nte cualquier diseño. Pueden presentars­e como un vestido de noche, con su cola y todo, según la visión que de ello tiene Thom Browne. Moncler siempre le da un aire deportivo e, incluso, lo interpreta como prenda interior. Tom Ford los plantea en terciopelo, mientras que Versace y Dolce & Gabbana los llenan de prints y Michael Kors los cubre de lentejuela­s. Marc Jacobs los ve XXL. Dsquared2 los cubre de flores y le sirven para resguardar del frío a sus modelos vestidas con minivestid­os, y Kenzo plantea el juego con los acolchados a través de unos diseños que cubren desde la cabeza a los pies a los maniquíes de su último desfile. Es así como nadie puede negar ya que la pluma parece haber llegado para quedarse unas cuantas temporadas.

Y para el que considere que esto no es suficiente, todavía hay más. Botas, pantalones, bufandas… todo puede ser planteado con este material. Todo es susceptibl­e de aumentar de tamaño, de volverse esponjoso y de ser rellenado. La moda ha encontrado en los acolchados un espacio con el que jugar y divertirse, y eso se nota en las coleccione­s de este invierno donde no pasaremos frío… ni tampoco nos aburriremo­s.

Botas, bufandas, pantalones… Todo es susceptibl­e de aumentar de tamaño y de volverse esponjoso

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Kim Kardashian, de Balenciaga
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